VIDEO | Juan Carlos Berón, el hombre que jamás quiso dejar de boxear
Juan Carlos Berón compitió en la categoría liviano en los 70’ y 80’. Fue uno de los mejores representantes boxísticos de la ciudad de La Plata. Por una decisión personal abandonó el deporte profesional cuando aún le quedaba un largo camino por recorrer. Afirmó que tenía material para llegar lejos y recalcó que durante se carrera nunca lo maltrataron arriba de un ring.
Se trata del reconocido gremialista local, Juan Carlos Beron, secretario general del Sindicato de Conductores de Taxis seccional La Plata y secretario adjunto de la Federación Nacional de Taxis.
De chico conoció la pobreza y se las arregló para sobrevivir. Hizo varias changas y, casi siendo adolescente, su labor en una gomería le permitió lograr fuerza en sus brazos que lo convirtieron en un noqueador temible.
“El boxeo es un aprendizaje de vida, nos forjó con valores y respeto, el box es trabajo y esfuerzo, te prepara para afrontar la vida”, comentó Juan Carlos Berón y apuntó que “yo soy un agradecido al boxeo, a mí me sacó de la calle, era un pibe de la calle, me dio amigos, conocí a mucha gente, te enseña muchos valores. Mi vida en el deporte fue muy linda”.
“A mí no me pegaron jamás. A mí no me cagó a palos nadie, gracias a Dios, no me han fajado”, apuntó sacando pecho el líder de los taxistas. Acusó que le gustaba pelear en Atenas donde hizo varias de sus peleas, algunas como semi fondo de ex campeón nacional y sudamericano, Hugo Luero, cada vez que peleaba por el título
Rememoró que “la primera pelea que hice fue antes de los 16 años, ahí me estrené como amateur, peleé en Vareadores, en Atenas, en Dolores, Carlos Casares, Daireaux, en muchos lugares, me encantaba pelear afuera porque me agrandaba la gente que me insultaba. Afuera había que ganar por paliza o por nocaut, ahí hice gran parte de mi campaña”.
Berón debutó como profesional en Atenas, 13 entre 58 y 59, en donde obtuvo una resonante victoria por nocaut en el primer round. Su recorrido boxístico tuvo un largo paso como amateur en donde disputó 46 peleas. “Yo era amateur y entrenaba con los profesionales en el Luna Park. Recuerdo el día que firmé como profesional, Tito Lectura me llamó y me dieron un vale de una casa deportiva que era de Eduardo Lausse, donde te vestían de pie a cabeza”.
De las 16 peleas como profesional que tiene en su historial, ganó la mayoría por nocaut y las dos perdidas fueron por fallo dividido en las tarjetas. Sobre una de sus derrotas compartió que “en las dos se armó lindo, en una que peleo con José Quinteros, me dio un cabezazo que me lastimó, el árbitro hizo seguir, cabía la descalificación porque lo vio todo el mundo, al final fuimos a las tarjetas y me la dieron por perdida”.
En su paso por el Luna Park, tuvo la suerte de compartir vestuarios con Carlos Monzón, Victor Emilio Galíndez, Victor Palma, o con el mismísimo Roberto “mano de piedra” Durán. Todos los grandes boxeadores de esa época.
“Yo peleé con tipos muy buenos del box. Le gané a Faustino Barrios, en Unidos de Pompeya, este mismo boxeador peleó en una final del mundo. Me tocó pelear en la FAB (Federación Argentina de Box), entrenar en el Luna Park, combatir contra los mejores y ganarles”, profundizó.
“Una vez hice un semifondo de Hugo Luego en Dolores donde defendía el título Argentino con el correntino Merlo (Juan Antonio), yo combatí contra un pupilo de Amílcar Brusa que venía bien y lo bajé en el primer round”, aseguró y puntualizó que “yo estaba en un gran momento boxístico, con proyección y futuro, pero por otro lado estaba cansado de no tener un peso en el bolsillo”.
Juan Carlos ya tenía una pareja que lo apoyaba pero que no le podía retribuir en el día da día con al menos una salida a cenar porque su economía no se lo permitía. Por ese motivo, el boxeador decidió colgar momentáneamente los guantes para subirse a un barco de la marina mercante de YPF. Esa fue su última decisión como boxeador profesional porque nunca pudo volver a subirse a un ring en esa condición.
“Yo estaba para despegar, venía bien, pero estaba cansado de no tener plata. me embarqué y dejé atrás un hermoso sueño que tenía. No tenía un mango, me llegó la chance de entrar en marina de YPF y decidí embarcarme”, dijo emocionado.
“Me arrepentí enormemente de haberme retirado, aún hoy siento que yo podía haber llegado lejos, a mí no me golpearon, no tengo marcas en la cara. Estaba saturado de no tener un mango y así se me fue la vida, nunca pude volver”, reflejó para finalizar.