Perfiles urbanos
Punta Indio a la vanguardia

VIDEO | Ezequiel Sack, el productor ganadero que le hace bien al planeta

Ezequiel exponiendo en la Sociedad Rural de Buenos Aires en el Encuentro Allan Sivory.
"Fue una muy buena experiencia que una persona de esa jerarquía venga", dijo Ezequiel sobre la visita del director de la FAO.
Ezequiel transmitiendo su amor por la biomémesis a las siguientes generaciones.
Ezequiel Zack junto al director de la FAO en su establecimiento La Emma.
Las Murray Grey pelaje claro y mucosas pigmentadas, de destacada mansedumbre y calidad de carne, que fue reconocida en los más exigentes mercados a nivel global.

Ezequiel Sack tiene 61 años, manos curtidas por el sol y una sonrisa que delata su doble condición: la de un niño de ciudad que soñaba con galopar entre pastizales y la de un productor agropecuario que hoy tiene un mensaje para el campo.

Nació en Buenos Aires, en una familia de profesionales urbanos, pero su corazón latía fuerte cada vez que veía un caballo. "Siempre salté a caballo y eso me vinculó tempranamente con los animales, su cuidado, sus aplomos y su funcionamiento", confiesa como si aún no entendiera del todo cómo terminó siendo un referente de la ganadería regenerativa en Punta Indio y en el mundo.

Su historia no es la del típico estanciero de cuna. "Mis padres no tenían nada que ver con el campo, pero me acompañaron siempre en mi vocación". A los 18 años, apenas con la adrenalina de la juventud y un amor irracional por lo rural, se instaló en Punta Indio. Hoy, cuatro décadas después, dice sin dudar: "Es mi lugar en el mundo".

El productor que “escucho” a la naturaleza

Sack no se conformó con repetir recetas y copiar modelos productivos insumo dependientes Le molestaba la idea de forzar a la tierra y a los animales para que se adapten a modelos productivos

"Encontré la belleza en lo funcional, en lo simple, en los animales que funcionan como un nativo, sin enamorarme nunca de las modas ni los circos, sin caprichos desafiando las fronteras de producción que permitieran además mejorar la salud de los pastizales" y "nos dimos cuenta que cuando el animal es el adecuado, uno puede potenciar las enormes posibilidades a favor de la naturaleza", dice. Trajeron asesores, midieron genética, observaron comportamientos. Y entonces llegó la revelación: la naturaleza ya tenía las respuestas. Solo había que imitarla, ser parte de la evolución.

"La idea es copiar el funcionamiento de la naturaleza, nosotros no podemos soltar un león en el campo, para que el perdedor provoque respuestas en la manada, pero sí podemos simular ese equilibrio", contó.

¿Cómo? Con técnicas que replican los procesos naturales: rotación inteligente de pastoreo, impacto animal, conservación de suelos, manejo del agua. "La corteza terrestre evolucionó con ciertos comportamientos animales. Si los copiás, el suelo retiene agua, se regenera, y todo funciona", explica. Para él, no se trata de tecnología de punta, sino de observación humilde. "Hay cosas que uno no puede inventar. La naturaleza ya las resolvió".

Pero el rumbo genético hace ya años extravío su camino y solo mira rendimientos en confinamiento y olvida la principal virtud del bovino, su sistema digestivo que le permite digerir fibras de baja calidad transformado así el suelo y esa fibra en proteínas de gran calidad, comenta.

Las “Empresas B”: ganar plata sin perder el alma

En algún momento, Sack y su equipo se preguntaron: "¿Qué sentido tiene ganar plata si el entorno se degrada?". Así llegaron a las Empresas B, un modelo que mide el éxito no solo en dólares, sino en impacto social y ambiental. "El resultado económico es positivo si realmente funciona el aspecto social y ambiental", sentencia.

Critica con humor la obsesión por el rendimiento a cualquier costo: "No tendría sentido estar ganando plata en una comunidad que se achica o en un suelo que se arruina". Y lanza una máxima: "El suelo no es un sustento, es un instrumento. Si todos los años tenés que intervenirlo, es que estás haciendo algo mal".

La visita de la FAO a La Emma

La anécdota pinta de cuerpo entero al Sack descontracturado: "Desde la FAO llamaron a la Sociedad Rural Argentina buscando un campo con prácticas y certificaciones regenerativas El Director General vino con poco tiempo a ver nuestro proyecto, que está muy cerquita de Buenos Aires, y dijo: ‘Esto es genial’". Se ríe al recordarlo: "Fue una muy buena experiencia que una persona de esa jerarquía venga".

¿Política? "Siempre que las cosas se tiñen de política, yo la verdad que no juego", aclara: "No tengo vinculación ni con este Gobierno, ni con el anterior, ni con el que vendrá". Su brújula es otra.

Punta Indio, 40 años después: “es mi lugar en el mundo”

Sack recorrió casi toda su vida en Punta Indio con la satisfacción de quien sabe que su apuesta valió la pena. "Llegué acá a los 20 años. Hoy tengo 61, y sigo creyendo que otra forma de producir es posible".

Su mensaje final es claro: existen animales que permiten ganar dinero, esta forma de producir es una herramienta de manejo responsable. Promueve sistemas amigables con el medio ambiente y forma suelo". O, en otras palabras: el productor no es un enemigo de la naturaleza. Es su mejor alumno, si sabe escucharla.

Lectores: 306

Envianos tu comentario

Nombre:
Correo electrónico :
Comentario: