Perfiles urbanos
Crecimiento exponencial

Una llama interna difícil de apagar: amor, respeto y legado son lo que lo marcan

Abel Comas, de 49 años de edad, se encuentra marcando el camino dentro del Cuerpo de Bomberos.

Por Pedro Domínguez, de la redacción de NOVA

A lo largo de la vida, muchas personas buscan dejar un legado, responder a esa pregunta que es incógnita, del por qué estamos en este mundo, cuál es nuestro destino, nuestro objetivo y por sobre todas las cosas, pensando siempre en los que nos acompañan en este camino.

Aquí, en este trayecto, nos encontramos con Abel Comas, de 49 años de edad, quien se encuentra marcando el camino dentro del Cuerpo de Bomberos, dejando un legado que seguir, enorgulleciendo a su familia y, por sobre todas las cosas, a todos aquellos jóvenes que lo siguen.

Pero claro, era de esperar el camino de Comas, cuando se veía de niño jugar con fuego, siendo perseguido por toda la casa por sus padres, recorriendo aquellas calles de la ciudad de Ensenada, observando cómo eran los trabajos, viendo las situaciones de unos y de otros y, buscando siempre dar una mano para que alguien esté mejor.

En ese camino, poco a poco fue incursionando hasta entrar en la Delegación de El Dique, a trabajar en aquel entonces dentro de la rama de Trabajadores Municipales. Posteriormente, con su sueño intacto y la idea de que en algún momento sería bombero, se cumple el proyecto de hace varios años, de crear un destacamento bomberil, en aquella zona.

Poco a poco, su sueño se iba cumpliendo, con sus ojos brillosos y quedando boquiabierto recorriendo cada uno de los pasillos y salones del Destacamento, fue con 20 años, buscando su camino.

Ya con su familia observando, él a punto de casarse y con una hija en camino, Comas sabía exactamente lo que debía hacer: el bien por el otro e incursionar a muchas personas a buscar siempre su camino.

Actualmente, con 49 años, habiendo pasado por bombero, cabo, cabo primero, sargento, sargento primero y suboficial mayor, Comas se encuentra dentro del Cuartel Central, cumpliendo con su deber junto al comandante general, Leonardo Curciarello.

Aquel camino, donde muchos por ambiciones, ganas de seguir creciendo o metas por cumplir, no era el de Comas. Ya que él, simplemente, con el correr de los años, fue aprendiendo, capacitándose, continuando con las charlas con bomberos de reserva, que siempre le dejaron una enseñanza.

Ese orgullo, de haber aprendido de los más veteranos, los llevó hoy a querer hacer lo mismo con las nuevas generaciones. Es por ello, que próximo a cumplir los 50 años, Comas sabe que el ser bombero, es marcar el nombre en una institución, el ser reconocido por la ciudad y principalmente, el dejar un legado para su familia.

Con su hija y su familia presentes, él busca todos los días marcar un camino de aprendizaje, sabiduría y siempre poner un poco de alegría a cada uno de los bomberos que lo acompañan.

Ya con su corazón abierto a la comunidad y con su cuerpo internamente en llamas, por el amor que le brinda su familia, Abel Comas, busca cerrar su ciclo dejando un legado importante: los hombres y mujeres pasan, pero la institución queda. Nosotros no vamos a estar y aquellos que tienen intenciones de ser bomberos, que lo hagan, es un trayecto de vida.

Ese trayecto de vida, se lo da con aplausos, abrazos, tristezas, alegrías y siempre, con el mismo amor del día uno. Felicidades Abel Comas por mostrar un camino lleno de pasión y amor por el otro.

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