Perfiles urbanos
Fantasmas del pasado y del presente

Una historia de abusos y maltrato materno involucra al agresor de las bailarinas de Showmatch

Sebastián Villarreal, acusado por tentativa de doble femicidio.

Sebastián Damián Villarreal contó: "Éramos muy chicos con mi hermano el Melli -arranca contando sentado sobre el escenario de la Escuela de Arte de Berisso-. Mi mamá nos llevó a los dos al mar, esa mañana hacía frío, nos sacó los zapatos e intentó quitarnos la vida sumergiéndonos, después no recuerdo bien; la policía nos vino a buscar y nos fuimos a vivir con mi abuela paterna. Mi mamá no estaba bien, decía queriendo justificar con la voz entrecortada”.

Fue en Mar Del Plata, eran otros tiempos, tiempos que intentó dejar atrás junto a noches de terror y soledad que hoy vuelven años después.

Sebastian Damián Villarreal, de 23 años, oriundo de la ciudad de Berisso buscó en el arte sublimar una infancia llena de maltrato y abandono mientras repartía sus horas entre su trabajo como árbitro de fútbol, baile y clases de canto. También participó en Amigos del Corazón de la misma ciudad; con mucho esfuerzo logró aprobar todas las materias del primer año del profesorado de teatro.

Ese día se organizó una juntada para festejar con sus compañeros, pero el destino le volvería a jugar otra mala pasada: en esa reunión habría sido abusado por uno de sus compañeros. Radicó la denuncia días después y apuesto que si fuera mujer le habrían preguntado cómo estaba vestida, si estaba segura de que no lo provocó, si le gustó y después se arrepintió, por qué no lo contó en el momento, por qué no se defendió, si estaba con gente de mal vivir a altas horas de la noche.

Pero hoy todas esas preguntas salen sobrando, fue tarde. El caso de Sebastián deja ver claramente que la violencia y el abuso no tienen género. "Cada sociedad tiene la violencia que tolera", dice Cristina Fallares, periodista y escritora nacida en Zaragoza, España. Y eso no va a cambiar hasta que se termine la hipocresía y el silencio. El silencio de los propios y extraños, el silencio puertas adentro, el silencio puertas afuera.

Lo que no se nombra no existe y es hora de llamar las cosas por su nombre: la doble moral que reina en nuestra sociedad se debe erradicar de raíz. Deja lo más valioso en total indefensión, no solo a la mujer sino a miles de seres.

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