Judiciales y Policiales
Inseguridad

Una escuela de La Plata suspendió las clases tras sufrir más de treinta robos

Las autoridades decidieron suspender el dictado de clases para poder reacondicionar el lugar.
Los delincuentes rompieron parte del enrejado para ingresar al establecimiento.
Una escuela de City Bell sufrió un episodio similar, donde delincuentes forzaron el acceso al colegio.

Son varios los colegios de La Plata que han sido víctimas de la inseguridad que se vive en la ciudad. Este es el caso de la Escuela Secundaria 69, ubicada en Ringuelet, la cual sufrió treinta y cuatro robos, por lo cual las autoridades determinaron que las clases de este lunes fuesen suspendidas.

Esta se encuentra ubicada en la calle Camino Centenario entre 511 y 512, donde un grupo de delincuentes ingresaron al establecimiento, rompiendo parte del enrejado del lugar y se llevándose todo a su alcance.

La falta de insumos y los daños en la infraestructura lograron que se suspenda el dictado de clases hasta acondicionar el lugar. Los implicados, que de momento no pudieron ser identificados, robaron al menos veinte paquetes de azúcar y saquearon la cocina.

“Familias, este lunes 12 de septiembre se suspenden las clases en ambos turnos ya que el viernes a la noche o bien el sábado por la madrugada entraron nuevamente a la escuela y realizaron destrozos”, detallaron las autoridades educativas.

En este sentido, agregaron: “Esto es muy triste porque están destruyendo lo poco que la escuela le brinda a sus hijos, todavía no lo podemos creer. Estamos en contacto y les avisaremos el lunes si estará todo acondicionado para que vuelvan”.

El colegio público de Ringuelet no es el único afectado por la inseguridad. La Escuela Secundaria 42, ubicada en City Bell, también fue víctima de un robo recientemente.

En esta oportunidad, entre tantas otras, unos delincuentes forzaron el acceso del colegio y entraron a robar. Según comunicó la directora de la institución, saquearon y destruyeron la cocina del establecimiento.

Este episodio se desarrolló a mitad de julio. Directivos y maestros, cuando fueron a trabajar, encontraron la puerta trasera forzada, la cocina revuelta y las heladeras abiertas: se habían llevado milanesas, queso y pollo, entre otros alimentos.

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