Perfiles urbanos
La historia de Benja

Que la burocracia no muerda a traición los sueños de los niños

Con solo once años, Benjamín se animó a enfrentar a un pitbull que estaba atacando a una perrita.

Por Verónica Herrera, especial para NOVA

Este sábado me pidieron tránsito para un perro pitbull: la señora muy amorosa se hizo cargo de llevarlo al veterinario, comprarle arnés y alimento. El animal es bueno con las personas me dice, pero no tenemos otros datos .

Lo recibo en mi domicilio y, al detectar hostilidad hacia mi perra después de tres horas de estar solos con él trabajando.

Para conocerlo, decido ponerlo apartado en un lugar con espacio verde y cerrado. Después de pasar por varias manos, lo recibo sin un informe concreto. En fin no sabían si él se llevaba con otros animales, tampoco niños, entre otros detalles que son vitales en este tipo de razas.

Vino con garrapatas, bajo peso y diarrea, y en dos meses de ser transitado en otro lugar jamás lo bañaron (porque le tenía miedo al agua). Soy muy confiada, es verdad: lo bañé y parecía tranquilo, Si hay algo que no soporto es cómo se estigmatiza a esta raza, creo que hay que concientizar sobre animales de gran porte, pero no es en vano, ya que un ataque puede ser letal .

El hombre en su afán de controlarlo, todo manipula genéticamente condimentos explosivos de los cuales hoy poco sabemos. Los animales son las únicas víctimas por la irresponsabilidad de criadores, compradores y también nosotros, los proteccionistas, que por querer salvarlos ponemos en riesgo a nuestras mascotas y familias, que ante evidentes diferencias de condiciones quedan indefensas y, cuando no, en el peor de los casos nos toca lamentar el ataque a una criatura.

El sábado clavó sus dientes en el cuello de mi perra apretándole la yugular y no la soltaba. Lo tomé de sus patas traseras hasta que mis brazos ya no tenían fuerzas, introduje mis dedos en su ano (dicen que es una técnica para que de inmediato suelte a la presa, pero comprobado que no resulta), le tiré agua, todo esto sin soltarlo de las patas: estaba asfixiando a mi perra tamaño pequeño, raza puro amor, otra rescatada que vivió en la puerta de YPF hasta llegar a casa de donde jamás se fue.

Se defendió como una leona a pesar de su tamaño pequeño. Pero fue gracias a Benjamín que nuestra querida Porota está a salvo. De toda la gente que se acercó a mi vereda, fue el único que entró a mi casa con sus once añitos y tomó un palo y golpeó al pitbull, que aflojó su mordida permitiéndole a la perrita poder zafarse.

Gracias a mis vecinos que al escuchar mis gritos acudieron de inmediato, pero sobre todo a mi héroe del día, que con solo once años salvó a mi perra .

Este domingo, ya más tranquila, voy a su casa para agradecerle y le pregunté qué le gustaría que le regale porque los actos de nobleza se premian. Y esto es realmente lo que me hace entender las vueltas de la vida: Benjamin vive con su mamá y varios hermanitos, una luchadora más del camino.

Yo rogaba que no me pidiera una bicicleta, él solo me dijo que si yo podía hacer que un médico le hiciera el certificado de discapacidad para su hermano Ciro.

¡Corazón! Él es quien también cuida a los más chiquitos que juegan en la cuadra. Al ver estas cosas es que reafirmo tenemos mucho por aprender de ellos. Ojalá Benja pueda lograr su sueño y la burocracia de la ciudad de Berisso no muerda a traición los sueños de los niños.

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