Perfiles urbanos
Repaso de una gran carrera

Nicolas Castro, de pelearla en el Federal a ser campeón de la Copa Argentina

Con Patronato, donde disputó 37 partidos y marcó 4 goles, consiguió un hito histórico: ser campeón de la Copa Argentina.
Fue una pieza clave en el conjunto de Vicente López y llegó a ser capitán, jugando siempre en la mitad del campo pero más centralizado que de costumbre.
Tras el llamado de la dupla técnica conformada por Orsi y Gómez firmó con el “Decano”. Sí, tras jugar en San Martín, decidió ponerse la casaca de Atlético Tucumán para este 2024.
En Arsenal jugó Copa Sudamericana, una situación que había soñado desde chico y que catalogó como “tocar el cielo con las manos”.

Por Luciano Capdevila, especial para NOVA

Nicolas Eduardo Castro nació en 1990 en Ranchos, partido de General Paz, y desde chico supo que su pasión era el futbol. Llegó a Gimnasia por recomendación de su familia con edad de infantiles y realizó toda su formación allí. Estuvo doce años en el lobo y es un club que le dejó muy buenos recuerdos, mucho aprendizaje y muy buenos amigos, pero sobre todo sentido de pertenencia. El volante zurdo llegó a ser considerado en el plantel de primera y logró incluso debutar en un partido por Copa Argentina pero no obtuvo continuidad y su sueño de triunfar con la del “lobo” se truncó.

Empezar bien de abajo y foguearse

Eligió a sus 22 años continuar su carrera en el torneo Federal A, en búsqueda de más minutos, y por eso entre 2012 y 2013 tuvo un paso por Juventud Unida de San Luis, dónde según sus propias palabras alternó entre titular y suplente, pero fue una buena experiencia a su corta edad. Al año siguiente pudo empezar a tener protagonismo en un conjunto, Unión de Mar del Plata, también del torneo Federal A. Allí estuvo 2 años y medio, levantó mucho su nivel, agarró mucha confianza y se enfrentó a muy buenos jugadores, confirmando que podía estar al nivel y empezando a tener el roce necesario en un torneo muy pero muy complicado en el hay muchos viajes que todos son en colectivo y rivales muy duros.

Tras más de 70 partidos en esa categoría, a Nicolás le llegó por fin la oportunidad que esperaba: En el año 2016 firmó su contrato con Crucero del Norte, equipo misionero que recién había descendido de la primera división. Fue un salto de calidad futbolístico y económico muy importante. Ya tenía 26 años, la incertidumbre sobre su futuro era tremenda y con esa edad, “se estaban quemando los últimos cartuchos” como se dice vulgarmente. Un año y medio vistió la camiseta del “Colectivero”, jugando 56 partidos y siendo goleador del equipo, lo que abrió un abanico de opciones interesantes para él a la hora de la llegada del mercado de pases, algo que nunca le había pasado y lo entusiasmaba demasiado.

El trabajo da sus frutos

Recibió el llamado del técnico de Quilmes y no lo dudó. El “Cervecero” es un equipo muy importante y de la capital, una vidriera más importante, que además le otorgó la posibilidad de estar más cerca de su familia, un pilar fundamental para el. Sin embargo, no todo se dio como esperaba ya que el DT que lo llamó se fue a los seis meses y ya no tuvo la continuidad que quería, jugando solo 3 partidos en la última parte del año a pesar de que lograron salvarse del descenso.

En el año 2018, Nico se incorporó a Sarmiento de Junín, otro club de una ciudad cercana, pero esta vez tranquila, lo que concuerda con su personalidad. El “Verde” venía de disputar la final por el ascenso y eso lo sedujo, pero el llamado de Iván Delfino (DT en ese momento) lo terminó de convencer. El equipo tuvo un gran año y llegó con chances a la definición del torneo, con un Nicolás mostrando un gran nivel en un conjunto que tenía una idea clara de juego, pero terminaron perdiendo dos finales por el ascenso a primera. Allí sintió una frustración muy grande porque fue un esfuerzo muy duro de un año entero, pero a la vez disfrutó como nunca ser parte de un acontecimiento tan trascendente. En el verde de Junín fue compañero por ejemplo del ex delantero de Boca, Nicolás Orsini, con quien tiene una gran relación, y tras aquella definición, decidió cambiar de aire y se mudó a Tucumán, para jugar en San Martín.

Al mes de su llegada al “Santo” jugó el primer amistoso y el estadio, uno de los más calientes del país, explotó. Nunca había vivido algo asi y quedó enamorado de como vive el fútbol la gente de Tucumán. El volante pudo tener un gran nivel en el campeonato que el club venía liderando, llevándose varias miradas de los medios y de diferentes entrenadores, hasta que llegó la suspensión del torneo debido al Covid-19. Esta situación que parecía negativa y llena de incertidumbre, se terminó transformando en la posibilidad más importante de toda la carrera de Castro

Un sueño cumplido

Sergio ‘Huevo’ Rondina lo llamó para que vaya a primera división y juegue para Arsenal, lo que además de cumplir su sueño de jugar en primera, contribuía a poder volver a su provincia natal en el medio del segundo embarazo de su esposa. A pesar de que tenía posibilidades desde el exterior, se decidió por el equipo del viaducto, fundamentalmente para dar ese salto a la primera división del fútbol argentino. En una categoría donde cambia mucho la velocidad de juego y también las canchas, mostró definitivamente toda su calidad y se enfrentó a los mejores equipos de la Argentina. El proyecto del equipo en el año 2021 funcionó y pudieron tener un gran campeonato encontrando titularidad y la clasificación a la Copa Sudamericana, una situación que había soñado desde chico y que catalogó a como “tocar el cielo con las manos”.

Llegaron a octavos de final, dónde quedaron eliminados ante Sporting Cristal de Perú y a partir de allí el equipo fue decayendo y las críticas a Rondina comenzaron a llegar, generando la salida del DT y la incertidumbre sobre el nuevo armado del plantel para el año 2022. Finalmente, Nicolás Eduardo Castro no continuó en Arsenal y firmó con Patronato, otro equipo de la primera división en el que lo dirigió Facundo Sava, un viejo conocido.

Campeón de la Copa Argentina y de la vida

Le dieron toda la confianza para ser titular, manejar los hilos del equipo y las pelotas paradas, lo que contribuyó al gran rendimiento del equipo que terminó entre los primeros 10 del campeonato local y consiguió un hito histórico: ser campeón de la Copa Argentina. Mirá vos, de lucharla en las categorías más bajas, a abrazar una copa ante los mejores equipos del país. Fueron 37 partidos y 4 goles con la camiseta del “Patrón” de Paraná, antes de que Platense se fijara en él.

Es que para la temporada 2023, el “Calamar” dirigido por Martín Palermo aprovechó que no había renovado su antiguo club que recién había consumado su descenso a la B Nacional y lo fichó en condición de libre, manteniéndose de esa manera en la Liga Profesional. Fue una pieza clave en el conjunto de Vicente López y llegó a ser capitán, jugando siempre en la mitad del campo pero más centralizado que de costumbre. Jugó 41 en Platense y convirtió 6 goles.

Tras la finalización de su vínculo que era de un año y a sus 33 años, Nicolas decidió volver a vivir a Tucumán. Tras el llamado de la dupla técnica conformada por Orsi y Gómez, que ya lo conocían, firmó con el “Decano”. Sí, tras jugar en San Martín, decidió ponerse la casaca de Atlético Tucumán para este 2024. El arranque no fue el mejor para el equipo, que pasa por una situación muy complicada que se traslada a los rendimientos individuales: no pudo convertir en sus primeros diez encuentros.

Sin embargo, trata de disfrutar la vida juntos a su esposa Josefina y sus dos hijas Juana y Justina, sobre todo después de haber tenido tan largo recorrido por las categorías más difíciles. Demostrando garra, esfuerzo y resiliencia, Nicolás Castro pasó de viajar por todo el país dentro del Federal a llevar el brazalete de capitán en la primera división y levantar un título como profesional, el sueño de cualquier futbolista.

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