Perfiles urbanos
Fuerza de voluntad

Mientras le den los brazos y su cabeza funcione, seguirá vendiendo flores en 13 y 39

Albertó Bazán siempre le dice a sus hijos que frenará cuando sus brazos y su cabeza digan basta.

Por Pedro Dominguez, de la redacción de NOVA

Alberto Bazán, próximamente cumpliendo 66 años, sigue dando de qué hablar en la ciudad de las diagonales, por su fuerza de voluntad y con un mensaje que transmite en el día a día. Siempre le dice a sus hijos que frenará cuando sus brazos y su cabeza digan basta.

Desde hace 12 años, Bazán se encuentra en la esquina de 13 y 39, vendiendo flores a todas aquellas personas que pasan por la Plaza Belgrano. Pero su historia comienza desde que nació, cuando le diagnosticaron poliomielitis.

La poliomielitis, o polio, es una enfermedad discapacitante y potencialmente mortal causada por el virus de la poliomielitis o poliovirus. El virus se transmite de una persona a otra y puede infectar la médula espinal, lo cual causa parálisis (no se pueden mover partes del cuerpo).

Desde 1957 (momento en el cuál se lo diagnosticaron) a la fecha no bajó sus brazos y continuó trabajando en su vida. Claro está que todo se lo debe a su familia, quienes lo “amenazaron” a su corta edad, para ver si iba a estudiar o trabajar. Allí, Bazán decidió empezar su carrera educativa, internándose en una escuela de Juan B Justo, para egresar de perito-mercantil.

A partir de ese momento, ingresó a trabajar en el Ministerio de Bienestar Social de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, posteriormente se jubiló. Pero, su corazón, siempre estuvo en la calle, vendiendo chocolates, en la cancha de Vélez, acercando productos y actualmente, en la ciudad de La Plata.

Hoy en día, con su señora, sus cuatro hijos y dos nietos, Alberto Bazán, continúa trabajando incansablemente, yendo los lunes, miércoles y viernes a comprar las flores a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, embalando, viajando en la línea 418 desde Hudson, donde compró su terreno donde tiene su casa y llegando a la ciudad de las diagonales, lugar que lo acogió por muchos años y se ganó el cariño de todos.

En la vida cotidiana no falta quien te regala flores para alegrarte el día, y Alberto te ofrece además una sonrisa. Una flor y una sonrisa. ¿Qué más se puede pedir?

Lectores: 392

Envianos tu comentario