Martín Vestiga
Una producción de NOVA

Martín Vestiga y el multimillonario amigo presidencial que toma champán de las canillas

El malvado Tito Rosca, enemigo a muerte de Martín Vestiga.

Sagaz como siempre. Intrépido e inquisidor. Adjetivos que sólo califican a Martín Vestiga, un asiduo colaborador de NOVA que vive trabajando y que, en sus ratos libres, investiga como pocos. Todo un adicto a su profesión. Lo que nos pidan podemos

Confieso que siendo apenas mediodía de miércoles, me encontraba muy cansado ya. Yirar y cruzar la Capital Federal con tantas protestas de los movimientos sociales sobre la 9 de Julio reclamando más planes y dinero, le complica el día a cualquier mortal.

Y esas postales frente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, me recordó que NOVA ya había adelantado que se iba a pudrir todo por estos días, que gran parte del malestar y el copamiento de las calles sería por culpa de Emilio Pérsico, quien sentado sobre la millonaria caja social, le viene cortando el grifo a toda las agrupaciones que no reportan al Movimiento Evita y la UTEP. Pero ese es otro tema…

La cuestión es que ya sobre la autopista, paré en la moderna YPF que está a mitad de camino a La Plata a tomarme un cafecito como para bajar un cambio, sacudirme la modorra y seguir viaje a mi amada ciudad de las diagonales. Por suerte, la agenda me deparaba una tarde muy tranqui, como para disfrutarla con algún colega o amigo, cuando sucedió de nuevo lo de siempre…

-¿Qué hacés Tincho?-, escucho por detrás de mí nuca, sintiendo ese tan característico aliento fétido… y era él otra vez: mi peor, enemigo, el malvado Tito Rosca.

-¿Cómo andás?-, le respondí preguntando con marcado fastidio.

-Bien, vengo del Country Gran Bell de una serie de reuniones que si te cuento te morís y sigo para Baires.

-Ahh, ¡muy bien!-, le respondí sin ganas de advertirle que entrara por “El Bajo”, a lo que me cortó:

-Tengo un lindo chisme para vos, una de esas perlitas de los hombres de poder que a vos tanto te indignan.

Sin ganas, pero con curiosidad porque seguro se trataría de una hijaputez de algún poderoso de los tantos que se esconden en ese country, que lo habilité mintiéndole:

-A ver… pero contame rápido que tengo que seguir viaje a La Plata y esta tarde tengo laburo para rato.

-¿Lo tenés al “Pepe” Albistur, el veterano publicista de la vía pública que se hizo millonario con todos los gobiernos peronistas, amigo personal de Alberto Fernández que está casado con la blonda y concheta Victoria Golosa Paz, ex de Carlos Castagneto, ex de Mariano Bruera, ex de Julián Domínguez, ex ex ex…?

A lo que lo corté con gestó que bien entendió…

-Sí perdón, ¡cómo no lo vas a conocer! Bueno te cuento. Estando en el country me vengo a enterar que a Pepe (conocido como “vaca cruzando el río”, porque lo único que se le ven son los cuernos) se lo tienen montado en un huevo muchos vecinos, porque no soportan su arrogancia y don de mala persona.

-Pero sí Tito, estoy informado. Lo acaban de procesar por evasión impositiva, porque retuvo de forma indebida los aportes de sus empleados y lo embargaron como en 4 millones de pesos. Para para ser honesto, cosa que él justamente no es, son dos chirolas dada la fortuna que amasó con el Estado.

-No, bolas. Además de eso, pasó lo siguiente que nadie sabe. En el momento más duro de la pandemia, cuando todos estaban aislados comidos por los piojos, Albistur quiso bajarle el sueldo a la personal trainer que da clases en el imponente gimnasio común que tiene el country, dado que todos se encontraban recluidos en sus mansiones y las clases estaban obviamente suspendidas.

-¡Pero qué rata!

-Una bazofia de tipo. Pero bancá… resulta que la escultural profesora hace años que presta servicios en el Gran Bell y es muy querida en esa comunidad de ricachones. Entonces lo encaró al “Pepe” diciéndole lo obvio: que tenía familia, compromisos económicos, que la pandemia no era su culpa… y cuando la cosa se puso más áspera, le increpó que cómo podía ser que siendo un hombre público y tan acaudalado, se “ensañara” con ella y su “sueldo de laburante”.

-Toda la razón…

-El muy crápula le respondió: “Sí, ¿y qué? Si yo quiero abro las canillas de mi casa y me sirvo champán nena...”. Ante tan indignante y mísera fanfarronada, imaginate que los vecinos votaron por no descontarle un peso a la pobre mujer y él quedó marcado como “la rata del country”, mote con el que se refieren a él desde ese entonces.

Baaasuura...

Miro en tu mente y veeeo, basura

Que se refleja en tu piel tan oscura

Y en tu corazón…

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