Perfiles urbanos
El valor y el respeto

Lo que inculca es armonía, colaboración y amor dentro de un colectivo

Francisco Javier Álvarez, es un chofer de la Línea 506 que está dispuesto a cambiar los modos de actuar y de pensar de todos los vecinos que suben al micro en su horario.
Álvarez transita en el colectivo barrios como Altos de San Lorenzo, Los Hornos, San Carlos, Tolosa y Villa Elvira, dónde encuentra vecinos con diferentes historias y situaciones.

Por Pedro Domínguez, de la redacción NOVA

Los viajes pueden ser tediosos, a veces preocupantes y otras casi cansadoras, con pasajeros que estén enojados y otros, con los que se puede dialogar, aunque sea, unos segundos. Algunos que vienen con buen humor y dicen “buenos días” y otros que, es mejor ni hablarles.

En este mundo, de idas y vueltas dentro de un colectivo, aparece Francisco Javier Álvarez, un chofer de la Línea 506 que está dispuesto a cambiar los modos de actuar y de pensar de todos los vecinos que suben al micro en su horario.

Ese amor por el otro, a sus 49 años, Javier Álvarez, lo comenzó a emprender desde el primero de octubre de 1973, con sus padres, quienes le dieron el cariño y aprendizaje que necesitaba para poder crecer en la vida. Así fue como terminó el primario y el secundario, en la ciudad de Berisso.

Álvarez transita en el colectivo barrios como Altos de San Lorenzo, Los Hornos, San Carlos, Tolosa y Villa Elvira, dónde encuentra vecinos con diferentes historias y situaciones.

Todo comenzó en 1995, su tío Bocha lo hizo entrar en la línea y le enseñó cómo trabajar y ayuda a la gente. Él marcó su camino.

La gente quiere y pretende un buen servicio, que se la respete y, allí aparece Álvarez, quien intenta hacerlo diariamente y también pretende lo mismo de mis pasajeros. Muchos se lo reconocen y se lo hacen notar con lindos gestos como agradecimiento, algunos demuestran alegría al sentirse bien tratados.

Además, muchos tienen su número de celular para acordar bien el horario del servicio y algunos saben su día de cumpleaños. Hay pasajeros que lo conocen desde hace muchos años.

Álvarez, es un trabajador que viene de raíces familiares donde demostraron que, con empleo, el ser humano se dignifica, crece, se fortalece y puede soñar con más cosas con el correr de los años, pero, por sobre todas las cosas, le enseñaron el respeto, el cuidado y preservación de las cosas y, el bienestar del otro al igual que el de él.

Esto, hizo un clic en la cabeza del chofer de la línea 506, quien puso en práctica todo lo aprendido por su familia y que él práctica en el día a día con sus seres queridos y con quienes suben al micro.

Los pasajeros que lo ven, aparecen con una sonrisa, al escuchar un “buen día”, al ver como se baja del micro y ayuda a un pasajero con discapacidad a subir o bien, el de frenar y cuidar a niños que corren el autobús para poder ir a la escuela.

Eso es lo mínimo que uno ve porque otros, han difundido videos y fotos de como bajaba del colectivo para ayudar a una jubilada a cruzar la calle. Esta clase de acciones, marcan un antes y un después en la cabeza de cualquier ser humano y comienzan a querer “imitar” sus acciones, pero, le falta algo que ellos no tienen: amor por el otro al cien por ciento.

Actualmente, con sus hijos Joaquín de 19 años y Paulina de 14 años, busca junto con su mujer desde hace 24 años casados, darles el ejemplo necesario para que día a día sean mejores.

Esos valores que se inculcaron como el respeto, solidaridad y la humildad entre otros, generaron aplausos, abrazos y amor para con el chofer que día a día sube del colectivo y busca sacar una sonrisa a todos. Un oasis en el medio del desierto.

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