Panorama Político Platense
El escenario

Julio Garro y el equilibrio de poder entre los "puros", la "pata peronista" y los radicales

El variopinto armado de Juntos en la ciudad se reconfigura de cara a la disputa por cargos en 2023. (Dibujo: NOVA)

En pleno inicio del año legislativo y calificado de “transición” en materia de gestión, el intendente platense Julio Garro comenzó el 2022 sin grandes sobresaltos políticos a excepción del ultramediático caso de su participación en la denominada “La Gestapo antisindical”, que se desempolvó el año pasado a pesar de haber ocurrido en el 2017.

En ese marco y mientras en su fuero íntimo busca un candidato a intendente que le permita seguir conduciendo los hilos de la capital bonaerense cuando en el 2023 cumpla su segundo mandato (no puede reelegir como otros alcaldes bonaerenses que transitan su segundo mandato consecutivo), el ocupante del principal sillón de calle 12 intenta gestión en un delicado “equilibrio interno” dentro de su esquema de gestión.

En Juntos La Plata conviven garristas puros –entre ellos “halcones” y “palomas”-, radicales, “lilitos” -son la minoría- y una importante “pata peronista, que es puntal de su gestión. Dentro de los últimos, quien ostenta más influencia es el secretario de Gobierno Marcelo “Chuby” Leguizamón, al frente de una de las carteras con mayor partida presupuestaria y funciones operativas en su botonera de gestión.

En el Palacio Municipal hay quienes no descartan que el ex dirigente massista (disputó la intendencia en una nutrida interna del Frente Renovador) sea uno de los posibles “bendecidos” de cara a la sucesión, aunque hay quienes resisten esa posibilidad ya que no lo consideran un “puro”. Cómo síntoma de fortalecimiento del “chubysmo” fue leída la reciente ratificación como delegada de City Bell de Valentina Aramburu, quien trabajó en Gestión Ambiental y es cercana al funcionario oriundo de Tolosa.

También talla en “la pata peronista” el ex bruerista Fabián Lugli, quien se incorporó al Gabinete municipal como Secretario General de Relaciones Políticas e Institucionales después de cumplir su último mandato como concejal, donde tuvo algunos roces con integrantes del antiguo bloque de Unidad Ciudadana (como la ex edil y ahora funcionaria bonaerense Lorena Riesgo). Es considerado “un dirigente con juego propio”, alineado a la gestión pero con “autonomía de acción”, aunque ya no ostenta la influencia territorial de antaño.

También está Juan Martínez Garmendia, hombre de la pata peronista dentro del garrismo, quien ingresó de la mano del secretario de Desarrollo de la Comunidad Nelson Marino y se consolidó con un perfil propio dentro del esquema oficialista gracias a su trabajo territorial en San Carlos.

Puertas adentro

Otro de los sobrevivientes del reordenamiento de las secretarias que Garro realizó en bien comenzó el año y sigue pisando fuerte en el Gabinete es Luis Barbier (Obras Públicas), quien también impuso un apellido propio en el Concejo: su hermana Lucía Barbier es una de las voces de Juntos en el recinto legislativo. También le reporta a “Luigi” el ex delegado de Villa Elvira Federico Molla.

Dentro de la tropa propia, también hay disputas de influencia tanto en el ámbito legislativo como ejecutivo. Todo con miras al operativo suceción.

El garrismo de “paladar negro” busca tener influencia en el Concejo

Se trata de ediles que tienen línea directa con los también denominados “halcones”, secretarios del gabinete y legisladores que se consideran los dirigentes de mayor confianza del intendente. En ese esquema, quien viene levantando el perfil y coordinando acciones en común con los “propios” en el Concejo es la edil Romina Cayón, referente de la Juventud PRO, al igual que otros dirigentes como la diputada provincial Julieta Quintero o el ex presidente del Concejo, Fernando Ponce.

La UCR, buscando protagonismo

En el sector de Juntos referenciado en la UCR, la premisa es “constituir un polo de poder propio de cara al 2023. Los boinas blancas saben que jamás van a poder imponer un intendente propio, pero como viene ocurriendo desde hace varios años, se conforman con “pisar fuerte” dentro del armado variopinto de Cambiemos.

NOVA describió el estado de situación hace dos semanas en su habitual informe semanal. En el Ejecutivo, los radicales aún conservan una cuota mínima de poder. Tras la reestructuración la disolución de las siete secretarías de principios del 2022, el único que quedó “bien parado” es Raúl Cadaá, integrante del sector de “los turcos”, quien está al frente de la Secretaría General.

Semana deliberativa agitada

En el ámbito estrictamente legislativo, el Concejo volvió a sesionar durante la semana que termina y hubo contrapuntos entre el oficialismo y la oposición por la disputa entre el municipio y el gobierno de Axel Kicillof en torno a la posesión y la situación judicial del Anfiteatro del Lago, cuyas obras de reconstitución (encaradas por la comuna) quedaron “freezadas” a raíz de una orden judicial impulsada por la Provincia, que quiere tener potestad exclusiva sobre el histórico predio.

Entre los proyectos legislativos destacados, el concejal del Frente de Todos Luis Arias pidió la modificación del Código de Ordenamiento Urbano (COU) con el objetivo de “democratizar” los mecanismos de participación ciudadana en la aplicación del mismo.

Según el texto que el ex juez pidió incorporar, se pide “una amplia convocatoria a través de medios de comunicación otras formas de difusión para cursar a entidades académicas asociaciones civiles, organizaciones sociales, estatales y otros actores sociales”.

El edil, que ingresó al recinto en los últimos comicios, manifestó su preocupación por la existencia de algunos proyectos surgidos desde estamentos gubernamentales con posible impacto en la infraestructura de la ciudad, como la construcción de un nuevo aeropuerto y el traslado de la terminal de ómnibus.

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