Judiciales y Policiales
Trabajos y sonrisas

Gorina: dentro de la cárcel, elaboraron juegos y panificados para la "Máquina de los Sueños"

124 internos de la Unidad 18 del Servicio Penitenciario Bonaerense participaron del proyecto.

Personas que se encuentran privadas de libertad en una cárcel de Gorina, fabricaron juguetes, juegos didácticos, agendas, mobiliario, bijouterie, indumentaria y panificados para la asociación platense sin fines de lucro “La Máquina de los Sueños”, a la que asisten niñas y niños.

En el marco del programa “Más Trabajo, Menos Reincidencia” del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia, 124 internos alojados en la Unidad 18 perteneciente al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) protagonizaron una gigantesca donación para los niños y niñas que concurren al jardín de infantes y a los talleres que funcionan en la organización ubicada en el Barrio San Carlos, en calle 148 entre 35 y 36.

A partir de los cursos solidarios no formales que se dictan dentro del penal, de encuadernación, reciclado, panadería, armado de juguetes, costura y carpintería, hombres de los ocho pabellones confeccionaron 100 agendas infantiles, 10 pufs, 110 almohadones en forma de corazón, 15 aviones, 10 camiones, 10 dinosaurios y cocodrilos, 30 vestiditos, 30 pares de pantuflas, 250 pulseras, 10 juegos didácticos, 5 libros sensoriales, y cocinaron 300 pizzetas, 15 kilos de bizcochos, 200 medialunas.

La asistente social a cargo del Proyecto Padrinos de “La Máquina de los Sueños”, Liliana Casado, agradeció la colaboración y comentó: “Son maravillosas las cosas que hicieron los internos para los chicos, una tarea impecable. Siempre pedimos ayuda para fechas claves, como Día del Niño o Nochebuena, pero este momento es también muy importante, ya que es el inicio del ciclo escolar”.

Gastón, uno de los internos que trabajó en la producción de libros sensoriales, y se encuentra cursando el primer año de la carrera de Sociología en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), contó que su esposa trabajaba en una escuela de niños con discapacidad y que, por eso, conocía las necesidades educativas. “Junto a mis compañeros pudimos armar estos libros con tela, texturas y goma eva para que los nenes y nenas puedan aprender el abecedario y la hora”, detalló el joven.

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