Escándalo en Infraestructura Escolar: silencio oficial ante graves denuncias de trabajadoras



Mientras las políticas de género se promocionan con entusiasmo desde lo discursivo, en los pasillos de la Dirección Provincial de Infraestructura Escolar reina el temor. Desde hace varios meses, múltiples trabajadoras vienen exponiendo situaciones alarmantes que involucran al actual Director Provincial y a su asesor de máxima confianza, Diego Mussari, ambos integrantes del equipo de la cartera educativa bonaerense que lidera Alberto Sileoni.
Los testimonios hablan de un ambiente tóxico: maltrato sistemático, abuso de poder y una conducta reiterada de violencia simbólica y laboral hacia mujeres. Las denuncias —ya ingresadas en la privada del ministro, el Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Mujeres— siguen su curso administrativo, aunque con tiempos llamativamente extensos. Según fuentes internas, se iniciaron sumarios que avanzan con una lentitud que genera preocupación entre las denunciantes.
Pero lo que ha generado conmoción en las últimas semanas es la instalación de una cámara de seguridad en el ingreso del despacho del Director, que estaría apuntando directamente hacia el baño de mujeres del área. El hecho, confirmado por personal del organismo, fue interpretado por muchas trabajadoras como una nueva forma de hostigamiento y control, en un contexto ya de por sí hostil.
Si bien desde la gestión se justifica como una medida de “seguridad interna”, la ubicación del dispositivo despierta serias dudas y una sensación de vigilancia inapropiada que vulnera la privacidad de las empleadas.
Hasta ahora, no se ha tomado ninguna medida preventiva ni de resguardo hacia las denunciantes. Por el contrario, fuentes sindicales aseguran que el clima dentro del organismo se ha vuelto más opresivo, y que muchas trabajadoras sienten que denunciar implica exponerse aún más al destrato institucional.
En tiempos donde el discurso oficial insiste en la defensa de los derechos de las mujeres, este caso pone en jaque la coherencia entre la teoría y la práctica. Las víctimas siguen esperando respuestas. Y la sociedad, también.