Opinión
Inundaciones

En La Plata el agua tapó el discurso

Las lluvias siguen inundando la capital bonaerense pese a las promesas de Cambiemos. (Foto: archivo NOVA)

Por Sergio Hugo Poggi, especial para NOVA

Desde su fundación, la ciudad de La Plata adoleció del inconveniente de toda ciudad de la pampa húmeda cercana al Río de La Plata, se eleva tan sólo una veintena de metros sobre el nivel del río y, está surcada por un interesante número de arroyos; los cuales, al superponerse con la trama octogonal de las calles generan un conflicto importante.

Cuentan los viejos habitantes, por ejemplo, que en una tormenta, el zanjón de calle 23 y 61 se llevó a un policía con caballo y todo. O como, los chicos del mismo barrio usaban los fuentones de lavar la ropa a manera de bote ante cada desborde, entre otras anécdotas referidas a la colisión entre naturaleza y urbe en crecimiento, allá por los ´30 del siglo pasado.

Con el tiempo, aunque sin una debida planificación, más por imperio de la necesidad que por una acción coordinada, estos arroyos se fueron entubando y encauzando, teniendo como principal receptor de las aguas en el Casco Urbano al Arroyo del Gato.

Con el tiempo, fueron ocupándose con casas, grandes extensiones de zonas bajas, debido al bajo costo de esas tierras; con lo cual, el agua avanza sobre terrenos antes no inundables.

La periferia de la ciudad se transformó en el abastecedor principal de hortalizas del conurbano, siendo la producción en invernáculos la forma excluyente de trabajar, restando una enorme superficie absorbente aguas arriba, por la impermeabilización que conlleva tanto plástico.

El asfaltado de calles sin las respectivas obras hidráulicas en la periferia y, sobre todo el permitir y favorecer la construcción de grandes edificios en detrimento de espacios absorbentes en terrenos particulares (más allá de la destrucción de viviendas patrimoniales que resultan de éste accionar), generando además un efecto cascada en el punto donde desaguan las inmensas superficies de las medianeras, pero además y, sobre todo, el nulo mantenimiento de los desagües pluviales de la ciudad, llevaron al fatídico, aunque previsible 2 de abril de 2013.

Como muestra del desinterés respecto a este tema, basta decir que durante la gestión anterior se jubiló el responsable de hidráulica municipal y no habían nombrado reemplazante, resultando entonces imposible saber la cota de inundación de cualquier obra que se intentara realizar.

Con ése cóctel, el resultado era previsible.

A partir de ese momento, demasiado tarde, como lamentablemente ocurre, tanto el municipio, como la Provincia comenzaron un plan hidráulico para evitar inundaciones: colectores entubados, rectificación de arroyos, ampliación de cauces y limpieza de desagües existentes permitieron vislumbrar que por fin el plan hidráulico se estaba realizando.

Por supuesto que el desastre producido y, la cifra inmensa y, aún hoy indefinida de fallecidos, llevaron a que en las elecciones de 2015, el entonces intendente perdiera abrumadoramente.

Con el cambio de autoridades, tanto en la Municipalidad, como en la Provincia, las obras hidráulicas se ralentizaron estrepitosamente, los carteles de las obras fueron, primero cambiando de fecha de finalización y, por último, ni siquiera tenían fecha de entrega, como ocurrió con el del colector de avda. 31, el cual, aún no se encuentra conectado.

Los vecinos de Los Hornos, reclamaban a principios de éste año (entre otras cosas) que les limpien las zanjas y los arroyos que por esa zona están abiertos, ya que ante cualquier lluvia, se inundaban. Lo mismo se verificaba en pleno centro. Así se encuentra hoy la boca de tormenta de calle 59 y diagonal 79.

Hojas y tierra acumuladas en boca de tormenta en pleno centro platense. Plantas creciendo en la boca de tormenta.

Lo que ocurrió el sábado 10 era esperable, lo ilógico es que no hubiera ocurrido. Con un chaparrón fuerte, se inundó la ciudad. El centro, fue un caos, autos parados con agua ingresando al habitáculo, otros vehículos circulando por las veredas, otros autos tomando por contramano; el agua pasando en terribles correntadas aprovechando la pendiente y, nuevamente, como en el 2013, tomó protagonismo la usina de desinformación.

Los videos subidos a las redes son elocuentes e irrefutables. Estamos hablando de la zona cercana al observatorio meteorológico de la UNLP del bosque, que informó que llovieron menos de 90mm. No obstante ello, desde la Municipalidad, aseguran que fue la cuarta mayor lluvia de los últimos 100 años.

Es difícil tener un panorama global de lo ocurrido, ya que es prácticamente imposible acceder a la información de todo el partido, aunque los vecinos de calle 157 e/ 517 y 518 informaron que algunas casas llegaron a tener hasta 1 metro de agua en su interior, no obstante, el intendente dice que no hubo evacuados y, es probable, el agua no les llegó al cuello. Por suerte, la lluvia fuerte duró un corto tiempo.

A todo esto, resulta imposible verificar lo ejecutado en el presupuesto 2018 ya que tanto la Provincia como la Municipalidad no permiten el acceso a los datos, contrastando con la imagen de transparencia que se esfuerzan en publicitar.

En base a lo expuesto, solo resta decir: intendente Julio Garro, gobernadora María Eugenia Vidal: hagan lo que hay que hacer.

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