El intendente de Magdalena le otorgó el uso de espacios públicos para cartelería a su íntimo amigo
Dicen que no existe tal cosa como la mala publicidad y según un informe de Realpolitik, el intendente de Magdalena Gonzalo Peluso, posiblemente sea la vara que mejor mida dicha aseveración en el campo de la política.
Ciertamente, el mandamás de la pequeña localidad ha sido vinculado, una y otra vez, con hechos de dudosa legalidad y actos de abierto desafío incluso para sus propios ciudadanos.
Hace tan sólo unos meses, fue noticia por propiciar un aumento del 20 por ciento para sus funcionarios en la misma semana que propuso un incremento salarial del 15 por ciento para los empleados municipales. Así, los políticos tendrían mayor aumento que los trabajadores. Y encima estos últimos lograrían esos magros 15 puntos en tres tramos.
Semanas después, quedó nuevamente en la lupa de la Justicia al comprobarse que tanto él como su hermana cobraban dos salarios en simultáneo. La misma irregularidad involucró a su mano derecha, el presidente del Concejo Deliberante Lisandro Fabián Hourcade, a quien el Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires obligó a pagar una multa de 301.081,99 pesos.
En Magdalena la llaman “La banda de Peluso”, pero en la Gobernación ya comienzan a llamarlo de otro modo. Preocupado, el grupo de asesores de la gobernadora María Eugenia Vidal observa que la actitud del intendente y sus cómplices parece ser de claro desafío a la sociedad que gobiernan.
En pleno revuelo por los dobles sueldos, el mandamás decidió comprarse una camioneta Honda Hrv Exl Cvt de algo más de un millón de pesos. Para colmo de males, se niega a pagar la patente, por lo que ya acumula una alarmante deuda que lo deja al límite de la instancia judicial.
“La banda de Peluso”, lejos de esconderse, habría dado otro golpe más. A través de un cuestionado decreto, el intendente de Magdalena le otorgó el uso de espacios públicos para la instalación de cartelería a su íntimo amigo Lucas Peri, un periodista que ha sabido ubicarse cerca de Peluso al momento de ascender al poder.
De este modo, el negociado consistiría en la colocación de un centenar de carteles en la vía pública, cuyo costo estaría financiado por ambos socios y al amparo de la protección municipal.
Si un interesado desea poner su publicidad en los carteles, la administradora cobra una suma de 4 mil pesos por cartel, lo que constituye un negocio de 400 mil pesos mensuales que le rendiría unos jugosos 200 mil a Peluso.
La crisis golpea a todos, y el intendente de Magdalena no pareciera ser la excepción. Con los dos sueldos en simultáneo no alcanza y tampoco con reducir en 30 puntos porcentuales el poder adquisitivo de los trabajadores municipales. Será, tal vez, el negocio de los carteles el que le permita a “La banda de Peluso” lograr la tan ansiada libertad financiera.