Opinión
La problemática de los decks

Donde sobran los motivos

En marzo del próxima año se vence la habilitación del uso de decks brindada por el Municipio, que buscaba potenciar el consumo durante la temporada de verano.

Por Gustavo Mancuso, especial para NOVA

La Municipalidad de La Plata salió a cazar a aquellos comerciantes que no estaban en regla respecto a las autorizaciones tendientes a la habilitación de los decks, que permiten ampliar los comercios gastronómicos.

Como se sabe, a partir de un acuerdo con los representantes del sector gastronómico de la ciudad, el Municipio autorizó la habilitación del uso del espacio público para los decks hasta el próximo 26 de marzo de 2023, con el fin de potenciar el consumo durante la temporada de verano.

En este caso, no habían realizado los trámites correspondientes ni pagado las tasas de la comuna un total de cuatro comercios, que no habían presentado la documentación y el pedido correspondiente, a pesar de las reiteradas notificaciones.

Las mismas fueron retiradas y publicadas en páginas oficiales ante el magnánimo procedimiento realizado por el personal de Secretaría de Espacios Públicos y agentes de Control Ciudadano.

Los mismos que son responsables de fiscalizar las parrillas, chulengos, puestos gastronómicos que ocupan cientos y cientos de metros de veredas del espacio de los platense, volcados a la venta particular.

Como se sabe, las tasas municipales, que no es más ni menos que la contribución económica que hacen los usuarios en contraprestación por un servicio que brinda el Municipio como el ABL, o de la habilitación, pagos, cobros e importes de las concesiones y permisos, en este caso de comercios, como así también de cientos de actividades más.

De allí sale el dinero destinado a la obra pública, mantenimiento del mobiliario urbano, pago a empleados, cobran sueldos de indigencia, como así también para el mantenimiento total de las estructuras. En definitiva, los ingresos brutos del Municipio se destinan a las distintas áreas, a partir de la recaudación.

Salvo que exista una colecta paralela que permita filtrar el dinero, que debería ir a las arcas del Municipio, no prestar atención a los manteros, supermercados, comerciantes que usan las veredas como extensión del comercio, como ya se dijo parrillas, y demás ventas en la vía pública, este dinero de habilitaciones o sanciones debería retribuirse al vecino.

Va más allá de un deck expuesto en un espacio céntrico, donde desde la competencia entre comerciantes surge el dato concreto de aquellos que no estarían a derecho, no deja de ser realmente curioso la proliferación de ofertas al paso.

Claro está, para finalizar, que ante la crisis económica que soporta el país a la terrible inflación que alcanzó el 100 por ciento anual, se hace casi imposible redondear un peso para llevar al bolsillo al trabajador informal y busca cientos de herramientas para salir a buscar el mango, no está mal. Lo que está mal es que el Municipio no intervenga en caso de infracción o falta de regulación.

Para un comerciante que debe mantener una parrilla, por ejemplo, pagando tasas, impuestos, jubilación, competir contra parrilleros que se han ubicado a lo largo de la periferia de La Plata, es casi imposible.

Seguramente que el análisis sería desligar al choripanero, al advertir que el público no es el mismo, y por supuesto que será así, porque no le dan la chance al comerciante que está en blanco de poder vender un choripán.

Si de algo se jactan en Juntos por el Cambio es sobre sus diferencias con los simpatizantes del Frente de Todos, pero de esta forma, dándole paso a la informalidad y que todo pase hasta terminar el 2023, va en contra de los bolsillos de muchos de sus votantes.

Porque si algo queda claro es que alguien no tiene ganas de ordenar la ilegalidad en la ciudad porque resulta muy obvio y se caen de maduro los motivos.

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