Judiciales y Policiales
De no creer

Cuando la ficción supera la realidad: la leyenda del curandero narco y abortero de la ciudad

El Curandero utilizaba sus conocimientos y habilidades adquiridas para ofrecer sus servicios en los barrios de más bajos recursos.

En la ciudad de las diagonales, se cuenta la historia de “El Curandero”, un hombre de medicina que en su juventud supo ser un conocido narcotraficante, temido y respetado en el submundo criminal, según informó el portal degremiales.com.

Su verdadero nombre se perdió en el tiempo, pero su leyenda sigue viva. Famoso por su crueldad y astucia, logró una gran fortuna controlando el tráfico de drogas en su barrio. Sin embargo, el destino tenía otros planes para él.

Una noche, durante una redada fallida, el hombre fue herido gravemente. Abandonado por sus compañeros criminales y perseguido por la ley, se refugió en una clínica clandestina.

En esta clínica, entre instrumentos quirúrgicos oxidados y paredes manchadas, conoció a una enfermera que cambiaría su vida para siempre. La enfermera, una mujer de edad avanzada y gran sabiduría, lo cuidó y curó sus heridas. Durante su recuperación, le enseñó sobre medicina, no la que se practica en hospitales, sino la que se hace en la sombra, donde la desesperación y la necesidad son los únicos recursos. El hombre aprendió sobre el uso de hierbas, la sutura de heridas y sobre abortos clandestinos.

Según reveló degremiales.com, luego de salir de la clínica, el hombre dejó atrás su vida de crimen y decidió que su nueva misión sería ayudar a aquellas personas que no tenían otra opción. Adoptó el nombre de "El Curandero" y, utilizando sus conocimientos y habilidades adquiridas, comenzó a ofrecer sus servicios en los barrios de más bajos recursos. Sin hacer preguntas por el pasado de sus pacientes, solo les ofrecía una salida cuando la sociedad les daba la espalda. Las historias sobre “El Curandero” se difundieron rápidamente.

Las mujeres que acudían a él en busca de ayuda confiaban en sus manos experimentadas y su discreción. Aunque sus métodos eran rudimentarios, su tasa de éxito era notablemente alta, y salvó muchas vidas gracias a su intervención.

Sin embargo, su pasado nunca lo abandonó. Los fantasmas de su vida anterior lo perseguían, y las autoridades no olvidaban al narcotraficante que había sido. Fue capturado varias veces, pero siempre lograba escapar, utilizando sus contactos y habilidades adquiridas en sus años como criminal. Se dice que “El Curandero” sigue operando en las sombras, un fantasma de justicia poética.

Para algunos, es un héroe; para otros, un recordatorio de que las líneas entre el bien y el mal son a menudo difusas. Pero en cada rincón oscuro donde una mujer desesperada necesita ayuda, la leyenda de El Curandero vive, una mezcla de redención y oscuridad en la lucha constante por la supervivencia.

El Curandero no solo se ganó la fama por sus habilidades médicas clandestinas, sino también por su particular medio de transporte. En las noches más oscuras, cuando las calles estaban desiertas y el silencio era interrumpido solo por el murmullo del viento, se escuchaba el ronroneo de un motor en la distancia. Era él, desplazándose por la ciudad en su icónica coupé Mazda, su "corcel rojo".

La coupé Mazda, un vehículo que había adquirido en sus días de gloria como narcotraficante, se convirtió en su inseparable compañera. Según la información revelada por degremiales.com, la cuidaba con esmero, y la gente del barrio sabía que cuando veían ese auto, El Curandero estaba cerca, listo para ofrecer su ayuda a quien lo necesitara. Las luces delanteras de la Mazda eran como los ojos del mismo Curandero, observando las calles y los rostros que se cruzaban en su camino. Con el tiempo, la imagen del Curandero y su Mazda se fusionaron en la memoria colectiva de la ciudad.

Las ruedas de su coche dejaron huellas no solo en el pavimento, sino en las historias que se contaban en cada hogar. Para muchos, el sonido del motor de la coupé Mazda en la madrugada era un símbolo de esperanza, una señal de que alguien velaba por ellos, aunque fuera desde las sombras.

En el eco de su leyenda, “El Curandero” sigue siendo un enigma. Un hombre que cambió su destino, pero que nunca pudo escapar del todo de su pasado. Y así, mientras su coupé Mazda continúa rodando por las calles oscuras de La Plata, su historia persiste, una mezcla de redención y misterio, que sigue inspirando y asustando a partes iguales.

Lectores: 429

Envianos tu comentario