Política
Tras las PASO

Autos, votos y troqueles: el precio de la elección en la ciudad

Cuando llega una elección y se plantea una campaña política se debe pensar en el gasto que se realizará el tiempo que dure la promoción y el costo del acto eleccionario.

Cuando llega una elección y se plantea una campaña política se debe pensar en el gasto que se realizará el tiempo que dure la promoción y el costo del acto eleccionario. No solamente infringen un dinero el armado de carpetas o el pago de las boletas, sino que la estructura demanda mayores gastos.

Sin ahondar de donde se consiguen los sponsors para subvencionar las campañas y las intenciones mediante de aquellos que aportan al “bien común”, se puede generar un panorama del gasto que demandó poner fiscales, presidentes de mesas y otras yerbas para los 253 establecimiento y un total aproximado de 2.100 mesas para votar.

Además del gasto millonario que se produce en boleta de las cuales solamente casi un 1 por ciento se traduce en voto y el resto termina en la basura, cada fiscal lleva una carpeta con la copia del padrón de votantes de la mesa que tendrá que custodiar. Por lo general va en una carpeta de cartón acompañada de una lapicera y tal vez una regla. Ahí comienza el gasto de tener un fiscal por mesa.

En las PASO recientes, la comida entregada fue sencilla. Un sándwich de jamón y queso, chupetines, caramelos, algún que otro turrón y alfajor. En el inmenso territorio, ese fue el menú que coincidieron los frentes políticos más grandes. En tanto, aquellos que participaron con una menor estructura, no les dieron de comer a sus fiscales, salvan algunas excepciones.

Atrás ya había quedado el gasto en el material que se entregó a los conductores en los semáforos. Nada de papel obra, satinado, todo color, ambas caras. Sale fortunas. Los puestos en los cruces fueron cubiertos por empleados, militantes, y changarines que llevaron a razón de 500 pesos por día de trabajo de 9 a 16.

El precio de los pasacalles varió en la cantidad del pedido demandado. Es decir, a mayor cantidad que se compraba se podía lograr una rebaja, contaron fuentes confiables. El valor por unidad en pasacalles estuvo entre los 1500 y 2000 mil pesos. Siempre, como en toda elección, la artesanía hecha en casa hizo que el costo sea menor, pero se vieron muy pocos carteles de este tipo. Si usted saca cuentas de los que vio a lo largo de la campaña, seguramente le alcanzaría para comprarse una casa.

Volviendo al día de la votación, salvando los espacios cubiertos con militantes, la mayoría tuvo que meter mano en el bolsillo para cuidar de sus votos. Los partidos pequeños llegaron a pagar entre 1500 y hasta 3 mil pesos por fiscales generales. Estos custodiaron la boleta y no confeccionaron planillas de escrutinio, sino que optaron por sacar fotos a los certificados de las autoridades de mesa.

Sentar una persona para fiscalizar la votación desde las 7 am y hasta lo que duró el recuento, estuvo a la orden de los 2.500 pesos. No quiere decir esto, que muchos punteros no hayan aprovechado la volada para bajar la renta a 500 pesos y hacer una diferencia, como afirmaron las fuentes consultadas.

En ese sentido, lo mismo ocurrió con el pago de autos. Para aquellas personas que no saben de qué se trata, en cada elección los punteros ponen móviles de alquiler, no necesariamente son taxis o remis, para llevar a las personas, boletas en mano, a emitir sufragios a establecimientos alejados a su domicilio.

El precio de mercado por auto fue de 5 mil pesos, aunque trascendió que el arreglo de muchos conductores fue inferior a ese valor y terminó en 3 mil pesos. Nunca habría que descartar que se haya trabajado por mucho menos a medida que el dinero pasó de mano en mano.

Circuló también que en los barrios más carenciados se canjeaban bolsones de comida a cuenta de que la gente mostrara para fotografiar el troquel de votación y en otros sitios hasta se les pidió a las personas que aportaron la certificación del voto como muestra. De esta manera, los punteros obtuvieron beneficios por parte de los dirigentes que propiciaron la movida.

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