Llegó ese horrible momento para todo chico: el de quedar libre. Lejos de bajonearse, Alan hizo un click y empezó a entrenar mucho mejor, alimentarse bien, descansar, y tener otro tipo de hábitos que iban a entregarle varios beneficios. Llegó a Defensa y Justicia donde mostró su mejor versión y estuvo hasta reserva, entrenando y participando mucho en los entrenamientos con el primer equipo. La etapa en el “Halcón”, entre 2005 y 2011 cuando, el club estaba en pleno crecimiento, había grandes jugadores en primera fue hermosa según sus palabras. Fue muy considerado por el “Negro” Ricardo Rodriguez, quien lo haciá pisar primera constantemente y al año siguiente dejaría el club.

Alan recibía halagos de todo tipo y ya se sentía jugador profesional, amagó con dejar de estudiar la carrera universitaria que ya había empezado, Abogacía, pero su familia lo aconsejó e hizo marcha atrás en su decisión, en un momento que sería trascendental para su futuro. Con el nuevo entrenador, retornó a su categoría y nunca pudo asimilar esa situación. Alan decidió pedir el pase y su representante lo llevó a Gimnasia de la Plata, si, al Lobo. Tras dar sus primeros pasos, en el “Pincha”, defendió la casaca del “Tripero” un año en reserva y una vez más el fútbol le sería esquivo ya que eligieron a otro compañero para que firme y nuevamente quedaría con el pase en su poder.

Importantes desiciones

Tras ello, corría la época de fiestas y tenía todo arreglado con Cipoletti para jugar Federal A, pero por esas desgracias de la vida se lesionó los meniscos jugando al padel 3 días antes de viajar, en un momento muy duro para él donde parecía que todo se desmoronaba. En febrero, casi dos meses después de la lesión, Daniel Espíndola, quien lo había tenido en Estudiantes, lo llamó para ir a jugar a Peñarol de Olmos. ¿La Liga? ¿Amateur? Alan no quería saber nada con eso porque apuntaba a ser profesional, pero se bañó de humildad y aceptó la propuesta. Peñarol le abrió las puertas y en 6 meses generó gran cariño, allí le devolvieron las ganas de jugar a la pelota.

En un partido con Everton, en el que habrá sido impasable y un auténtico cacique, llamó la atención del rival, que lo convocó para jugar el Federal B en el año 2013. El resto, es historia. Sigue en el club luego de más de 10 años, jugó muchos Federales y ganó la Copa de Campeones, transformándose en uno de los máximos referentes del plantel actual del conjunto que recientemente se incorporó a la nueva D de AFA, el Torneo Promocional Amateur que otorga dos ascensos a la C.

Agencia de representación de futbolistas

Además, mientras se desarrollaba su carrera liguista, comenzó con un proyecto que hoy en fines central en su vida y su trabajo: fundó una agencia de representación de futbolistas (@agcsportsmanagement). La idea surgió luego de que uno de sus amigos más cercanos en el fútbol, Federico Milo, le pidiera ayuda tras quedarse sin representante por su condición de abogado. Alan dudó un poquito sobre sus capacidades pero optó por colaborar, le consiguió un contrato en Unión de Santa Fé y desde allí el actual jugador de Gimnasia lo oficializó como su Representante.

Una vez que comenzó a desarrollarse dentro de un ambiente tan complicado como lo es la representación de futbolistas, invirtió y armó un grupo de trabajo en el que está por ejemplo su actual compañero en Everton, Andrés Ghibaudi. Apuntan a buscar nuevos talentos, le dan mucha importancia a la relación humana con el jugador y a los cuidados de salud que debe tener un deportista para llegar a su tope de rendimiento, especialmente en el caso de los juveniles.

Actualmente además de defender todos los fines de semana la camiseta de Everton, Alan y su agencia que está en pleno crecimiento se encargan de representar por ejemplo a Brian Rossi Patrón, de San Miguel, Fernando Martínez de Temperley, Gabriel Díaz de Patronato y un grupo amplio de juveniles muy talentosos.