Arrancó como hobby en pandemia, y hoy es furor en La Plata por sus tatuajes geométricos y ornamentales
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Por Alejandro Casalongue de la redacción de NOVA
Facundo Fernández nació y creció en la ciudad de Tres Arroyos, pero el destino lo llevó a instalarse en La Plata, donde su vida dio un giro inesperado. Durante la pandemia, comenzó a tatuar como un hobby, sin sospechar que esa actividad ocasional se transformaría en su profesión y en un camino artístico con sello propio.
Impulsado por la curiosidad y el entusiasmo, se capacitó en bioseguridad y, tras mucha práctica, comenzó tatuando a amigos. Con el tiempo, su estilo fue llamando la atención y su clientela creció rápidamente. Desde el primer día supo qué tipo de tatuajes quería hacer: geométricos y ornamentales, una elección que definiría su identidad como artista.
En marzo de 2025 abrió su propio estudio en diagonal 74 entre 47 y 10, un espacio pensado para desarrollar su propuesta: crear piezas únicas que se adapten a la anatomía y a la fisionomía de cada persona. Su enfoque pone especial atención en remarcar las líneas musculares y acompañar los movimientos del cuerpo, con la idea de que cada diseño fluya con quien lo lleva.
Dentro de su estilo, predominan mandalas y patrones geométricos con gran impacto visual. Cada tatuaje es diseñado a medida, luego de una entrevista personalizada en la que acompaña a la persona durante todo el proceso, desde la idea inicial hasta el resultado final. Para él, cada obra debe ser 100% real y auténtica, creada especialmente para quien la lleva.
Además, realiza coberturas, una parte de su trabajo que considera especialmente significativa. Muchas personas buscan tapar tatuajes antiguos con los que ya no se sienten identificadas, y poder ayudarlas a recuperar su autoestima a través del arte es, para Fernández, una experiencia profundamente gratificante.
Su técnica distintiva es el puntillismo, que consiste en crear los diseños punto por punto, utilizando tintas negras o grises sólidas. Esta técnica permite lograr degradados precisos y tramas complejas, además de tener ventajas prácticas: es menos dolorosa que otras técnicas y permite una cicatrización más rápida.
La historia de Facundo Fernández es un claro ejemplo de cómo una pasión nacida en un momento inesperado puede transformarse, con dedicación y visión, en una propuesta artística única que hoy es furor en la escena del tatuaje platense.
A veces, los caminos menos pensados son los que marcan la piel.