En medio del encierro, una fotógrafa local llamada Tamara, decidió salir a caminar por su ciudad con su cámara al hombro, buscando reconectar con lo cotidiano y redescubrir esos rincones que muchas veces pasan desapercibidos. Así nació Recorriendo La Plata, una cuenta de Instagram que hoy supera los 80 mil seguidores y se transformó en una verdadera comunidad de amantes de la ciudad.

Con una mirada sensible, llena de detalles y cargada de afecto, el perfil fue creciendo gracias al boca en boca y al entusiasmo de miles de personas que encontraron en esas fotos algo más que una postal: un pedazo de memoria, una calle familiar, una costumbre compartida. Desde platenses que hoy viven lejos hasta quienes sueñan con mudarse a la ciudad, el proyecto logró despertar una identificación genuina que traspasa la pantalla.

Las imágenes no solo muestran paisajes urbanos o edificios emblemáticos. También capturan escenas cotidianas, frases pintadas en paredes, costumbres arraigadas y detalles que definen la identidad platense. Con cada publicación, Recorriendo La Plata invita a mirar la ciudad con otros ojos, a detenerse, a recordar y a sentir.

Detrás de cada foto hay también una historia familiar: las salidas para capturar imágenes se volvieron un ritual compartido con su pareja y su hijo, quienes hoy colaboran activamente como “ojos extra” del proyecto. Esa dinámica casera y espontánea es parte del espíritu que conquistó a la audiencia.

Con el tiempo, la fotógrafa afinó su mirada y empezó a detectar patrones, escenas y símbolos que antes pasaban inadvertidos. Lo que parecía un pasatiempo se transformó en una forma de narrar la ciudad desde el afecto, con humor, emoción y cercanía. Cada publicación se convirtió en un puente que conecta vivencias y despierta recuerdos en quienes la siguen.

Recorriendo La Plata no solo retrata una ciudad: identifica una identidad. Esa que a veces se critica, pero que, en el fondo, se ama profundamente. Por eso, cada “me gusta”, cada comentario y cada mensaje son también una forma de decir: “yo también siento esto”. Y esa conexión, nacida casi por accidente en tiempos difíciles, es hoy el motor de un proyecto que sigue creciendo y emocionando a miles.

Cada rincón tiene una historia, solo hay que saber mirarla.