“Atento a la decisión de la junta electoral partidaria del Frente UNA, que en dos oportunidades, resolvió en forma arbitraria y discriminatoria, no dar cumplimiento al reglamento interno del Frente, en cuanto a la verdadera integración de las listas, y avalando una decisión política contraria al espíritu de conformación del Frente Renovador, he decidido alejarme del Frente de Renovador y conformar el bloque "Alternativa Vecinal Platense", fue la letra con la que el espacio del edil –uno de los cinco que compitió en la PASO por un lugar en octubre-, informó la buena nueva.

Cabe recordar que las autoridades electorales de UNA determinaron que la fusión se diera respetando los cuatro primeros lugares del arteaguismo -Luciano Sanguinetti, Miguel Forte, Dolores Martínez Bourimborde y Martín Lafuente-, dejando del cuarto al séptimo para el espacio del dirigente Marcelo Leguizamón - Alberto Delgado, Juan Carlos Beron y María Eugenia Levenberger; del octavo al décimo para los de Melzi -Francisco Gorchs, Hernan Javier Dorr y Andrea Verza- y los restantes cupos para los candidatos que jugaron para los concejales Javier Pacharotti y Oscar Vaudagna.

Como lo anunció este medio la semana pasada, la decisión se tomó puertas adentro de la mesa chica del massismo “para que la sangre no llegue al río”, lo que traducido, hubiera significado una literal baja de la lista que encabeza Arteaga, tal la amenaza esgrimida entre paredes por el propio edil.

La nómina apadrinada por el diputado Juan José Amondarain necesitaba conservar “cueste lo que cueste” esos cuatro cupos, pero sobre todo los del segundo candidato a concejal, el moyanista Miguel Forte, quien puso la estructura completa de la CGT local y muchos recursos económicos al servicio de la campaña antes de las primarias.

Ante este escenario, no son pocos los que auguran “nuevos portazos” en el heterogéneo bloque massista en el Concejo, donde, tal como lo informó en exclusiva NOVA oportunamente, ya la edil Marcela Farroni se había despegado del sector de Amondarain para pasar a las filas de Leguizamón. Ahora se especula con que el futuro de Farroni no sería otro que el de “fortalecer” al oficialismo bruerista, que ya le obsequió promediando el año un sugestivo viaje a Turkía en pleno proceso de definiciones legislativas en el recinto.

En clave política, estas movidas pre y pos electorales son leídas por operadores como un indefectible síntoma de debilitamiento del massismo platense, que, según esta lógica, en vez de convertirse en primera oposición al kirchnerismos unificado tras la figura del intendente Pablo Bruera y la decana Florencia Saintout, ahora será más “influenciable” a la hora de eventuales “tentaciones”, de esas que abundan en la cocina del poder platense.

Con menos chances de concreción asoman las versiones que indican que algunos de los “heridos” de UNA podrían jugar a favor de la candidatura del macrista Julio Garro dentro de Cambiemos. En el “garrismo”, obviamente, hay apertura para recibir dirigentes de cualquier pelaje: son momentos en los que, por el efecto negativo del denominado “Niembrogate”, las acciones electorales del sector cotizan en baja en la Octava Sección y los más pesimistas replican una merma calcada de los “dos o tres puntos” que la candidatura de Mauricio Macri extravió a nivel nacional y provincial.

Con todo, las miradas están puestas en la futura conformación del Concejo Deliberante: tras el 10 de diciembre, con un casi seguro reparto equilibrado de bancas y el bruerismo perdiendo dos aliados -como los son la edil Sabrina Rodríguez y el sciolista Guillermo Renna-, los “massistas residuales” encajarían a la perfección para recuperar esas vitales voluntades en un recinto en la que no habrá quórum propio y las negociaciones y "consensos" serán moneda corriente.