¿Qué hacía el Monseñor Aguer en la apertura del Concejo Deliberante junto a Julio Garro?
Con un Recinto exultante, se llevó a cabo la apertura de sesiones en el Concejo Deliberante de La Plata. Bombos, trompetas y banderas caían de las gradas, repletas de militantes del PRO y la UCR. Entre el barullo, desde muy temprano estaba Monseñor Aguer, observando en silencio el escenario y esperando la llegada del intendente Julio Garro.
Acostumbrado al silencio de la iglesia, el polémico representante eclesiástico se tapaba sus oídos con las manos. Antes de dar por iniciada la sesión (que se había transformado en un acto político del Frente Cambiemos), NOVA se acercó a Héctor Rúben Aguer y le consultó sobre su presencia: “Simple curiosidad”, respondió.
Por protocolo, el Concejo invita a una serie de “figuras” de la ciudad. Sin embargo, el actual Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis de La Plata que cumple sus funciones desde el año 2000, nunca se había hecho presente en las 17 aperturas de sesiones anteriores.
En ese sentido, añadió: “Es la primera vez que vengo, suelo ir solo a la inauguración del período legislativo en la Provincia, porque la Diócesis de la cual formo parte no solo representa a La Plata, también a los distritos de Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio”.
Aguer reconoció que hace 19 años llegó a La Plata y vio como la ciudad fue decayendo: “Ha sido pensada y diseñada, pero hoy no tiene ese esplendor ni belleza”. En relación a lo social y ante la consulta sobre las cifras del INDEC que indican que hay un pobre cada tres platenses, respondió: “Hay pobres en todo el país, La Plata no es una excepción: en la zona periférica crecen los asentamientos y es preocupante”.
Como para variar, volvió a reincidir en su discurso contra los homosexuales, el aborto y concluyó sosteniendo que le parece aberrante que enseñen en las escuelas educación sexual.
Antes de abandonar el Palacio Municipal, estrechó un fuerte abrazo al intendente Julio Garro y al presidente del Concejo Deliberante Fernando Ponce.
