Opinión
#8M

¿Por qué paramos?

Paula Lambertini, dirigente peronista de la ciudad. (Foto: NOVA)

Por Paula Lambertini (*)

En el siglo pasado, las mujeres debatimos y nos organizamos en torno a la demanda de nuestra participación política, y con Eva Perón conseguimos el voto femenino: la posibilidad de elegir y ser elegidas.

Hoy, las mujeres estamos debatiendo el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Y si este es el debate que estamos dando es porque hoy -en pleno siglo 21- no tenemos este derecho.

No tenemos este derecho porque año a año se incrementa la cantidad de femicidios (1 mujer muere cada 30 horas en nuestro país, y cada 4 días en la provincia), porque sufrimos situaciones de acoso sexual en el ámbito laboral, porque cobramos menos en la misma categoría de trabajo.

Porque las políticas económicas de transferencia de los recursos de los trabajadores y la clase media a los sectores concentrados de la economía generan desocupación y nos dejan a las mujeres en una situación de mayor precariedad laboral.

Porque se condena la pobreza con una ley de 1927 y las mujeres más humildes mueren en abortos clandestinos y no acceden a la salud pública, porque aún hoy no tenemos derecho a decir no, etcétera. Estas son algunas cuestiones -de un sin fin más- que queremos poner en tensión/gritar/denunciar este 8 de marzo y por eso paramos.

Ahora bien, esta discusión no la damos entre algunas de nosotras, en reductos pequeños como en los 90, y esto es lo interesante de este momento.

El amplio debate cultural que posibilitó la irrupción de Ni Una Menos en 2015, hace que en el seno de las familias, trabajos, en el club, en el almacén, en los comedores y en las escuelas y en todos lados, todo el tiempo estemos discutiendo sobre el rol de las mujeres en la sociedad.

Y sobre las injusticias que vivimos cotidianamente, cómo el patriarcado cincela nuestra singularidad y nuestros cuerpos, pero también sobre la solidaridad entre mujeres, nuestra potencia colectiva y nuestra vocación transformadora.

Es necesario que esta marea feminista pueda dar paso a la construcción de una fuerza social organizada -parida en la infinita diversidad de lo que somos-, que exija que el Estado intervenga con políticas públicas específicas para prevenir, asistir y erradicar las violencias machistas.

Por ejemplo, no necesitamos que el Congreso dé el debate sobre el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, sino que se consagre una ley que garantice nuestros derechos.

Del mismo modo, que es urgente que la Municipalidad de La Plata genere medidas concretas en torno a la Emergencia por Violencia de Género, aprobada por unanimidad en el Concejo Deliberante el año pasado y le otorgue prioridad y presupuesto a estas políticas.

Necesitamos debatir y poner en crisis el rol del Estado porque de eso depende que el feminismo se nutra de todas y no de algunas. El poder para las mujeres no derrama sino se redistribuye y para eso, el Estado es una herramienta fundamental.

Estamos ante una oportunidad histórica, esta profunda conciencia social sobre las injusticias de género posibilita nuestra irrupción como sujeto social y político. Sabemos dónde empieza pero no dónde termina. Sabemos que nos está transformando aquí y ahora, a nosotras pero también a nosotros.

Sabemos que todas atravesamos por situaciones dolorosas pero que también somos fuertes y tenemos una infinita capacidad para revolucionar el mundo. Nos vemos el 8 de marzo a las 17 horas en Plaza Moreno, para movilizarnos juntas. Ojala seamos miles para defender los derechos de millones.

(*) dirigente peronista.

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