Política
Centro Comunal

Nepotismo sin límites: para la Delegada de Villa Elisa, la familia es lo más importante

El amiguismo de Virginia Pérez Cattaneo.

Como suele ocurrir en lo más profundo de la vieja política nacional, el nepotismo se manifiesta abiertamente y sin pudor en el Centro Comunal Villa Elisa, a cargo de Virginia Perez Cattaneo. A lo largo de su gestión se han ido sucediendo decisiones a favor de familiares y amigos de la delegada, desde sus socios políticos hasta sus hijos adolescentes.

Para iniciar su derrotero de atenciones familiares, la protegida del senador Juan Pablo Allan ni bien asumió en el Centro Comunal contrató a su pareja Damián Lacaba, y lo ubicó en el estratégico puesto de capataz de la delegación.

En ese sentido, rápidamente los problemas de alcoba se mezclaron con la política, y en pocos días Lacaba terminó despedido. En un recordado audio que NOVA supo difundir, el propio capataz alegaba a viva voz que había sido despedido “porque ya no la estaba garchando más” a la delegada.

Asimismo, buscó congraciarse con su amiga y socia política en protestas barriales Liliana Ostapuk. Para empezar, la incluyó en trabajos (poco precisos) del Centro Comunal, aunque varios vecinos que se acercan a la delegación a realizar trámites registran mayor asistencia que Ostapuk, a pesar del abultado sueldo que varios de sus compañeros envidian.

Luego, habría favorecido a Lorena Fantoma, la hija de su amiga, con un contrato municipal del que pocos se enteraron por un estricto recelo de Pérez Cattaneo en mantenerlo en reserva, destinando a Fantoma a un Jardín de Infantes de Villa Elisa para mayor discreción. Y finalmente la delegada hizo colocar una placa homenaje al padre de su amiga en la Plaza de Villa Elisa, a pesar de que nadie recuerda en qué favoreció este buen señor a la localidad del norte platense.

Otro de los afectos favorecido por el poder la referente barrial, fue su novio de la adolescencia Ricky Paz, cantante de una banda de covers de Villa Elisa conocida como Los Gorros Rojos, grupo que ha tenido la suerte, que hubieran querido tener muchos otros y mejores, de ser convocado en numerosas ocasiones para tocar en eventos gratuitos que organizó la Gestión del intendente Garro en Villa Elisa, como los últimos aniversarios de la localidad, festejos de Navidad y otros eventos a beneficio, que contaron con todo el apoyo del Municipio en cuanto a infraestructura, difusión y viáticos.

Un caso simpático es el de la madre de la ya nombrada dirigente, María Cristina Corchete, quién sería señalada por referentes de la oposición en Villa Elisa como la encargada de comandar el pequeño ejército de “trolls” que aplauden y festejan las publicaciones en redes sociales que la delegada realiza para realzar su figura personal.

Estos usuarios truchos fueron descubiertos en medio del conflicto por la ex fábrica OFA, cuando Pérez Cattaneo realizó un escrache a los vecinos que organizaron una protesta frente a la delegación de Camino Centenario, y una cantidad de trolls acompañaban las acusaciones de la delegada. Sabido es que el manejo de trolls y redes sociales resulta una actividad rentada y muy rentable, y la madre de la Delegada sería la destinataria de este beneficio.

Pero el caso más llamativo de Virginia, es el de su joven hijo Valentín Mauro, a quién la delegada le habría consiguió un contrato a costa de dejar sin trabajo a un empleado de la delegación.

Los frecuentes conflictos de Pérez Cattaneo han deteriorado su imagen, tanto como la relación que todo funcionario debe mantener con sus superiores. Así sucedió con la directora de Personal de la Municipalidad de La Plata Monica Panzoni, quién se negaba a incrementar el número de contratos de esta persona en cuestión, para que pudiera beneficiar a su hijo.

Pero la delegada dio vuelo a la creatividad y decidió engañar a un empleado de la delegación, informándole que la Dirección de Personal le había dado de baja el contrato, y que ya no tenía que presentarse a trabajar, mostrando como prueba un documento fraguado que nunca redactó la Dirección de Personal dónde le informaban su cese como contratado, y que el empleado en su buena fe tomó por válido, dejando de asistir a su lugar de trabajo.

Lo que Cattaneo no sabía es que si un empleado municipal deja de asistir a su trabajo durante 10 días corridos sin justificar su ausencia, se lo puede dar de baja por abandono de cargo. De esta forma la delegada podía reclamar ese contrato para su hijo sin modificar el cupo de empleados del Centro Comunal.

El chico, el mismo que junto a su hermano mellizo, tal como lo relataron vecinos de Villa Elisa, disfrutaba gratuitamente de las instalaciones del club del barrio a cambio de que los cooperativistas de la delegación le corten el pasto, y que iba todos los días al colegio secundario en un remis, propiedad de un empleado municipal a cambio de horas extra en su recibo de sueldo, cuenta en su sueldo con un régimen horario que le incrementa su remuneración en un 50 por ciento respecto a los de sus compañeros, y cuenta con el beneficio de asistir a su lugar de trabajo en el mismo horario que su madre, sólo de 10 a 14.

Lectores: 784

Envianos tu comentario