Con las últimas decisiones acerca de la reglamentación del año electoral, el gobernador Daniel Scioli parece estar jugando en serio a su futura reelección en la Provincia. Recién ahora parece disiparse su fantasía de un camino hacia la Casa Rosada.

Las fantasías siempre quedan en el subconsciente, pero llegó el momento de empezar a fortalecer señales para no quedar a mitad de camino.

Habrá que ver si el remedio o maniobra legislativa para incrementar los pisos de minorías en las elecciones internas terminó por resolver el problema o agravarlo.

Muchos pensaban en voz alta en pasillos parlamentarios que tal modificación significaba la "estocada final" para todo tipo aventuras de "colectoras", término este que tanto indigesta al sciolismo y a intendentes, sobre todo del Conurbano.

Pero el piso de las minorías -de aproximadamente un 25 por ciento según lo señale la carta orgánica de cada partido- puede significar también un aliento para renunciar a una compulsa interna y acumular energías para octubre.

Y, en lo político, también significará una concentración de poder en el sciolismo, al garantizarse su condición de única réplica del pensamiento kirchnerista en territorio bonaerense. Esto en la formalidad, que tanto apasiona a Scioli, porque en lo fáctico hay divergencias que se han mostrado palpables en el último trimestre.

Pero lo cierto es que esa concentración de poder le permitirá administrar una composición de listas como nunca antes lo había hecho el sciolismo. Esta vez, en vez de pedir permiso para incorporar a los suyos, le tendrán que pedir permiso desde otros sectores, según especulan en la Casa de Gobierno bonaerense.

Todo indica que esta problemática terminará de resolverse con la reglamentación de la ley electoral donde, expresamente, figurará el definitivo entierro de las categorías de colectoras y adhesiones en territorio bonaerense. Esto excluye a las colectoras en apoyo a la Presidenta, porque es materia de legislación nacional.

En cuanto a la Provincia, y en buen romance, esto significará que en cada distrito habrá una lista única del oficialismo, sin opciones en paralelo. La fórmula encabezada por Scioli tendría una sola vertiente.

El interrogante, nacido un poco del desconocimiento de cómo finalmente quedará la reglamentación, que se espera para el próximo martes, es qué pasará con aquellas adhesiones vecinalistas o independientes que circularon en los últimos meses. Por caso, hay un una fuerza vecinalista en Mar del Plata, donde es oficialismo, y suele tener con el gobernador una relación más fluida aún que con el kirchnerismo de ese distrito.

Es posible suponer que haya negociaciones allá donde el vecinalismo es fuerte o es oficialismo local. O, en definitiva, pueden jugar un corte de boletas que favorezca a Scioli.

Lo cierto es que la última ley de internas trajo alguna claridad bajo el puente. En algunos distritos periféricos del GBA, como en el caso del tercer cordón, se fortalece el clima de resolución.

En algunos distritos estos aparatos han sido sólidamente edificados. Por ejemplo, hay casos de comunas donde la base electoral es muy importante. Nadie cree en los aparatos, pero que los hay los hay. Asimismo, la terminología del voto cautivo se confunde con alguna especie de dependencia del electorado hacia el gobierno de turno. Pero hay casos para el análisis. En el Conurbano hay comunas con plantas permanentes reducidas, pero que están presentando un plantel temporario importante y cooperativas de servicios contratadas por el municipio.

En algunos casos se configura una importante cantidad de empleados, de hasta 14 mil personas, cuya mayoría son dependientes de la continuidad de la gestión. Para algunos distritos se habla de hasta 12 ó 14 mil empleados a los que se deben agregar grupos familiares, es decir, esposos, esposas, hijos mayores que también votan. Esto constituye, según algunos analistas, una buena base, sobre todo en aquellas comunas con padrones de aproximadamente 200 mil electores.

Junto con la carrera electoral en las intendencias, se debe observar de cerca otra compulsa de poder, y es por la integración de la fórmula con Scioli, a quien ya tienen como alguien que debe recibir una propuesta y no formularla personalmente, ni menos apresuradamente.

Al lanzamiento a la vicegobernación de Julián Domínguez, algo que NOVA adelantó hace un par de meses, hay que sumarle las potencialmente vigentes de Florencio Randazzo, Gabriel Mariotto y Baldomero Álvarez.

Todos ellos tienen inserción, poseen estructura y, por sobre todas las cosas, recursos para poder resultar atractivos. Habrá que ver si la última decisión no corre por cuenta de una sugerencia de la Casa Rosada.