Opinión
Nota de Opinión

Limonera, no bananera

Antonio Tourville, histórico militante peronista de Jeppener, Brandsen, provincia de Buenos Aires.

Por Antonio Tourville (*)

Mauricio Macri viajó a Estados Unidos para reunirse con Donald Trump y todos los argentinos vimos lo que pasó. Allí se inauguró una empresa argentina que está cerrando sus puertas en nuestro país. El balance arroja como dato los miles de empleos menos en nuestro país, y los miles que se crearán en el país norteamericano.

Pero lo peor, fue el comentario jocoso de Trump, quien dijo: "Yo voy hablar de Corea y él va a hablar de limones”. Traducido esto, quiso decir que mientras él disertaría sobre la tercera guerra mundial en curso, nuestro mandatario hablaría de nimiedades.

Eso nos convierte lisa y llanamente en una Republiqueta Limonera, parangonándola con aquello de Republiqueta Bananera, un término peyorativo usado para los países que se consideran como políticamente empobrecidos y atrasados, cuya economía depende de unos pocos productos de escaso valor agregado.

Fue acuñado a fines del S. XIX, cuando las empresas yanquis instalaron plantaciones de bananas en países centroamericanos, siendo la más conocida de estas la United Food, cuyas rentas se iban a la potencia del norte.

Paralelamente, se descubrió que el Gobierno nacional se está endeudando con bonos que remiten a tribunales de Estados Unidos e Inglaterra, poniendo como garantía nuestros recursos naturales como Vaca Muerta, YPF, el litio, el oro, el agua, el petróleo y el gas, entre otros.

Todo eso, sumado a la pavorosa desindustrialización que crece día a día en forma explosiva, y podría llevarnos a la extinción de nuestra Soberanía, es decir la Patria argentina. Sin embargo, esto no molesta ni desvela a nuestros actuales gobernantes que veranean en el extranjero, donde también tienen depósitos, propiedades y empresas.

Ellos se sienten ciudadanos del mundo y no argentinos, son apátridas, el problema será para los que nos tenemos que quedar aquí, de pata al suelo, viviendo miserablemente, unos pocos como sirvientes turísticos y otros, como esclavos mal pagos de la extranjería.

Pronto serán ciertos los dichos de Macri, que aquí no se necesitan ingenieros; y de Javier González Fraga, que aquí un empleado no puede tener aire acondicionado, coche, ni vacaciones.

(*) histórico militante peronista de Jeppener, Brandsen, provincia de Buenos Aires.

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