Opinión
En la era de la simulación...

La transpolítica

María del Carmen Taborcía, abogada y escritora.

Por María del Carmen Taborcía (*), especial para NOVA

Según los estudiosos de la temática, confundir “poder político” y “Estado” es un error común a liberales, libertarios y socialdemócratas. Unos creen que el Estado es el lugar de la dominación (liberales y libertarios), otros que el control exclusivo del Estado supone el control del “poder político” (socialdemócratas).

El Estado es una forma histórica de ejercicio del poder político pero no es la única. Hay poder político antes del Estado y fuera de él porque hay coerción y dominación también antes y fuera del Estado.

Hay poder donde hay dominación y hay dominación donde hay relaciones sociales. Ya lo describió Michel Foucault en la microfísica del poder: las relaciones económicas, sexuales, familiares, educativas son relaciones de poder aunque la empresa, o la familia no sean instituciones del Estado.

Los ciudadanos han caído en el descreimiento en los sistemas demoliberales y su clase política. Se trata de síntomas que apuntan, según Baudrillard, a un hecho esencial: la política ha muerto, y como en lo social o en la historia, lo que quedan son signos que solo “simulan significar”. Es el orden que se desmorona, sustituido por la transpolítica, producto de la indiferencia, que procede del hastío.

Jean Baudrillard (1929-2007), fue un filósofo y sociólogo francés, un pensador, un provocador. Una de sus tesis más conocidas es que en el mundo posmoderno no hay realidad, sino simulacro de la realidad, una suerte de realidad virtual creada por los medios de comunicación. En cierto modo, se adelantó a los creadores de Matrix. Según se dice, los hermanos Wachowski lo consultaron con vista a la preparación de los guiones de las películas, y es cierto que en varios momentos de los films pueden detectarse alusiones subrepticias o directas a su obra.

¿Es en general el mundo actual, y en particular, la política, una simulación? Los llamados “representantes del pueblo” elevados a esa categoría por el ejercicio del derecho al voto de los ciudadanos son solo ¿vulgares actores?

La política resulta ser una puesta en escena. Se acabó la ilusión. Así lo demuestran las estadísticas, las dos terceras partes del mundo no tienen cubiertas las necesidades básicas; como puede pensarse, entonces, que tiende al desarrollo integral y a la felicidad del individuo.

Es la era de la transpolítica, la de la simulación política, y de una mayoría silenciosa e indiferente, que no es objeto ni sujeto, es rehén.

(*) Abogada y escritora.

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