La madre de Miguel Bru se encadenó en la puerta de la Fiscalía
Una jornada de protesta se vivió en las escalinatas de la Fiscalía de 7 entre 56 y 57, en dónde familiares de desaparecidos y asesinados en los últimos tiempos, y con Rosa Schonfeld a la cabeza, se encadenaron por pedido de justicia y apartamiento del fiscalFernando Cartasegna de la causa.
En diálogo con NOVA, la madre de Miguel Bru afirmó “que una vez más reclamando justicia, queremos saber dónde está miguel, es lo que nos movilizó, fue la primer bandera que hicieron los compañeros y amigos de Miguel de la Facultad de Periodismo, “¿Dónde está Miguel? Y es la pregunta que nos tortura hace 23 años”.
Yo recordaba un 17 de agosto del 93, fuimos a mostrarle un auto viejo que Néstor había cambiado para que yo trabajara con ollas. Y ese día vi pasar la policía por 69, y le digo a una de las mellizas ´Mira ahí pasó la policía´, y me dice ´Ay má, no pasa nada, es la policía que hace custodia al Hospital San Martín´, dijo”.
“Por qué me tenía que preocupar por la Policía, porque Miguel ya venía diciendo que el Negro López, o sea el servicio de calle de la Comisaría 9°, le había cruzado un coche, que lo seguía a paso de hombre, y por qué nosotros no hicimos nada, por qué no fuimos a la comisaria”, relató Rosa.
En ese mismo orden continuó la historia: “Después nos enteramos que Miguel había hecho la denuncia por un allanamiento ilegal, que decía ‘Miguel Bru denuncia contra el servicio de calle de la Comisaría 9°´. Tampoco entendemos por qué fue solo. De ese día una vez me dijo que agarraban los platos, los cuadros y los miraban a trasluz y yo dije qué encontraron y me dijo que nada, que era lo de menos porque ellos vienen y te ponen la bolsita, el bufo y anda a cantarle a Gardel”.
En un relato desgarrador y con lágrimas en los ojos, Rosa volvía a replantear “en vez de investigar lo que se estaba denunciando, lo matan a él. Lo matan de la manera más cruel, más injusta. Si él hubiese hecho algo, lo hubieran llevado detenido y hoy estaría. Fíjate la ignorancia. A él lo habían torturado, esposado a una silla y bueno”, decía con voz quebrada.
