La escuelita del terror: sueldos en negro, explotación y maltrato a sus empleados
En una escuela privada de la ciudad de La Plata, los manejos turbios para ahorrarse algún dinero, concluyen en el maltrato a sus empleados, principalmente a quienes se desempeñan como auxiliares, a quienes muchas veces los obligan a ir a trabajar durante los fines de semana, a pesar de que en el contrato figure que su tiempo laboral es de lunes a viernes.
En ciertas ocasiones, cuando en alguno de los dos edificios del Instituto de Cultura Itálica tiene, se realizaban distintas tareas de refacciones, presionaban a parte del personal auxiliar para que asista durante el sábado o domingo para efectuar tareas de limpieza, pero esas horas no se las abonaban. De esta forma, se ahorraban el gasto de los obreros, que cobraban por hora de trabajo.
El presidente de la entidad, Renato Alberto Gasparri, junto con la vicepresidenta, María Laura Negro y los tesoreros Leandro Bayon y Nazareno Fanelli (quien además es el dueño de una reconocida cadena de cerámicos), son los principales nombres de los que ejercían presión y amenazaban con despedidos generalizados si no acataban las órdenes.
Otra de las maniobras oscuras que algunos ex trabajadores se animaron a denunciar es que, con la intención de reducir el gasto por antigüedad, la Comisión Directiva llevaba a cabo un operativo que consistía en contratar docentes por períodos cortos (algunos no superaban los tres años), y luego interrumpían la relación laboral.
Estos manejos pueden realizarlos al ser una institución netamente privado que no recibe ningún tipo de subvención, por lo tanto, no cuenta con el control estatal directo. Incluso, en el 2008, la escuela fue denunciada por aumentar la cuota de manera desmedida y sin notificar a los padres, por lo que fue multada a pagar una suma que superaba los 20 mil pesos.
Tal como si esto fuera poco, en sus dos sedes (el secundario que funciona en 44 entre 17 y 18, y el jardín y primario que está emplazado en calle 55 entre 10 y 11), se han visto varios roedores, e incluso, los trabajadores auxiliares acusaron que en ciertas ocasiones le brindaban alimentos en mal estado a los alumnos.
