Opinión
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La Tercera Ola y la Contraola del Pro

La región se encuentra estable, pacífica y próspera.

Por Santiago Albizzatti (*), especial para NOVA.

Este año se celebra el 35° aniversario del nacimiento de lo que Samuel Huntington llamó la Tercera Ola de Democratización. Cada ola implica un proceso político que avanza sobre regímenes autoritarios, implantando y consolidando prácticas y costumbres democráticas.

Pero así como cada día tiene su noche, cada ola se ve amenazada por la posibilidad cierta del nacimiento de la llamada "contraola", que implica el proceso inverso. Hasta ahora, las dos primeras olas han tenido su contraola, y es por ello que debemos conocer este fenómeno y estar alertas a los indicios que, vedados, son sembrados aquí y allá para cosechar tempestades.

América Latina se enfrenta a un año cargado de desafíos. En Ecuador, el presidente Rafael Correa fue reelecto para un nuevo mandato de cuatro años, con un arrasador porcentaje de 57 por ciento de los votos. El 21 de abril el reto se muda a Paraguay, suspendido tanto en el Mercosur como en la Unasur luego del "golpe parlamentario" que destituyó al presidente Fernando Lugo el 6 junio de 2012.

En este sentido, las elecciones presidenciales del vecino país revisten especial importancia, envuelto en un universo de democracias consolidadas. En septiembre tenemos elecciones legislativas en la Argentina, donde se presentan como favoritos Alicia Kirchner y Sergio Massa, según los últimos sondeos.

El 17 de noviembre las presidenciales se mudan a Chile donde, si confirma su candidatura, la casi segura ganadora será Michelle Bachelet, muy por delante en las encuestas de sus dos competidores oficialistas. El 24 de noviembre se comenzaría a cerrar el año con las elecciones en Honduras, las únicas que hasta ahora se mantienen como una verdadera incógnita.

Todo esto se desarrolla en un contexto récord de estabilidad democrática en la región que, justamente por ello, merece aumentar la vigilancia de nuestros sentidos para detectar y prever cualquier acción que motive la desmoralización de la Tercera Ola.

Todo hace creer que la secretaria adjunta para el Hemisferio Occidental del gobierno norteamericano, Roberta Jacobson, está en lo cierto cuando afirma que "la región nunca ha sido tan estable, pacífica y próspera" como hoy en día. En la última década, cerca de 73 millones de personas lograron escapar de la pobreza y, según los últimos rallys (2009-2012), la tendencia política de la población latina es de optimismo general.

En todo este tejido político encontramos algunos ejemplos que, lejos de alimentar la perpetuidad de la Tercera Ola, parecieran querer eliminarla. Uno de ellos es representado por las decisiones políticas tomadas en las últimas semanas por la dirigencia nacional del Pro.

En los últimos años, se ha visto reverdecer en fértil suelo la alegría de la militancia juvenil. Jóvenes de todo el largo y ancho del país han decidido renunciar al acuciante letargo del anonimato y lanzarse a una militancia que les permite tomar el futuro de su país, su futuro, con sus propias manos.

Ser los hacedores de su prosperidad, en vez de limitarse a observar el traqueteo del tren de una política que les es ajena. Oleadas de jóvenes de todos los partidos políticos -peronistas, socialistas, del Pro, radicales, etcétera- han tomado las calles una y otra vez para expresar sus opiniones e ideologías, pero también han salido a militar, a preparar cursos y capacitaciones, a escribir artículos, a llenar unidades básicas, a ayudar a comedores, etcétera.

Es en este contexto que resulta notorias las decisiones de la cúpula nacional del Pro que, en vez de promover el ascenso de jóvenes de su rica cantera para completar los vastísimos espacios vacíos en sus listas de cara a las elecciones de septiembre, optan por cooptar personajes de otros ámbitos, como el árbitro de futbol Héctor Baldassi, el hermano de Manu Ginobili, el periodista Walter Queijeiro y hasta habrían tentado a la vedette Rocío Marengo.

¿Qué puede sentir la juventud militante del Pro cuando se ve desplazada por un paracaidista sin preparación alguna, luego de años de militancia y esfuerzos diarios? ¿Qué sintieron, sir ir más lejos, los cientos de militantes del Pro santafecino cuando fueron desplazados por Miguel del Sel, un humorista que en un debate en vivo demostró que desconoce por completo la realidad de su propia provincia?

Es éste un proceso de mediatización y personalización que daña severamente la naturaleza de la militancia política y con ello a la democracia en su conjunto. Vulgariza y erosiona poco a poco la voluntad política de una juventud efervescente y militante. Pareciera ser que el Pro es un partido tan débil y de tan poca presencia en el interior, que para lograr sumar votos más allá de la Capital Federal necesita recurrir a estos ardides indignos, mostrando debilidad, ausencia de verdaderos liderazgos y una estructura territorial entre débil y no existente.

La Tercera Ola seguirá existiendo y seguirá renovándose en partidos que privilegian la militancia, la preparación y la dedicación. Que promueven la bienvenida a nuevas generaciones y se alimentan del vigor de los jóvenes. La meta de todo partido político debe necesariamente ser más satisfactoria que simplemente alcanzar el poder. Promover a sus candidatos más aptos para presentar ante el electorado es una muestra de responsabilidad. Implantar famosos y personajes populares sin preparación suficiente, no lo es. Es simple practicidad, un preocupante manotazo de ahogado.

(*) Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales, posgrado en Políticas Públicas, representante de "Usinas Pampa Sur La Plata", Centro de Estudios Multidisciplinarios (CEM) "5 de Noviembre". Sitio web: www.SAUTELMEGUSTA.com.ar.

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