Opinión
Editorial

Julio Garro, el intendente de la era democrática no impuesto por el diario El Día

Las reglas del poder. El centenario matutino invisibilizó antes del domingo al flamante intendente. Pero con el diario del lunes, las páginas comenzaron a abrirse. (Captura de pantalla)

Los medios de comunicación y la dirigencia política han tenido desde tiempos remotos una estrecha vinculación; a veces traducida en respaldos editoriales a presidentes, gobernadores o intendentes y otras, en rechazos y cuestionamientos hacia determinadas gestiones.

En las ciudades, este fenómeno se hace más visible y La Plata no es la excepción: el domingo 25 de octubre una heterogénea fuerza denominada Cambiemos barrió con 24 años de intendencias peronistas y catapultó al macrista Julio Garro al sillón principal del Palacio Municipal: sorpresa para algunos, final cantado –con globos y trompetas incluidos- para otros.

Lo cierto es que en el juego siempre inestable e interesado que se corporiza en la relación de la política con los medios, el diario tradicional de la ciudad –El Día, claro está- ha sabido “imponer” primero al ex intendente Julio Alak y después, al jefe comunal Pablo Bruera.

El poderío y la llegada del centenario matutino local fue un factor determinante –aun con sus “tires y aflojes”- a la hora de respaldar a ambas gestiones justicialistas, pero en este turno electivo se rompieron los guiones de una novela que lleva como principal protagonista al ex diputado provincial devenido en alcalde.

Huelga decirlo: Garro llegó a la comuna superando el 40 por ciento de los votos, y sin el “empujón” del multimedio manejado por Raúl Kraiselburd, ocupado hasta último momento en tratar de “salvar” un proyecto político que se desmoronó antes de lo pensado.

Lo hizo replicando la estrategia bruerista del “cara a cara” con los vecinos; con el respaldo explícito del portal alakista Infoplatense, el tibio acompañamiento del portal Realpolitik y el escaso apoyo del multimedios NOVA (se podrían nombrar otros medios).

Fue un candidato cuya coronación rompió con las reglas preestablecidas también en este sentido y como marca el manual consuetudinario del poder, ahora las páginas del gigante de diagonal 80 estarán predispuestas a entregar caracteres, fotos y títulos al nuevo habitante de calle 12.

Nadie puede asegurar cómo será la relación entre el flamante intendente y el tradicional matutino en los tiempos que vienen. A veces las ácidas palabras adquieren matices más flexibles cuando la luz verde de los negocios se enciende.

Con todo, será cuestión de saber descifrar el siempre inefable juego de la condescendencia detrás de los intereses económicos e inmobiliarios.

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