Opinión
Reflexión local

Hay que comenzar a pensar a nuestra ciudad en tres dimensiones

La ciudad de La Plata.

Por el arquitecto Sergio Poggi, especial para NOVA

Cuando a los platenses se nos pide pensar en una imagen que abarque nuestra ciudad completa, normalmente lo que aparece en nuestra mente es el plano fundacional característico.

Que a cualquiera de los habitantes de esta Capital le pase, es esperable y entendible, el problema es que lo mismo pareciera ocurrirle a nuestros funcionarios que, lamentablemente, los lleva a pensar en dos dimensiones.

Pasar de pensar en superficies a pensar en volúmenes modificaría sustancialmente y en forma beneficiosa nuestra calidad de vida.

Por supuesto que hay quienes sí comprenden a La Plata en tres dimensiones: los desarrolladores inmobiliarios, los que, valiéndose de una legislación pensada en dos dimensiones, la utilizan en beneficio propio, lo cual en sí no estaría mal, si no fuera que, en muchos casos, nos perjudica al resto de los platenses, siendo paradójico que este perjuicio está fomentado por el propio Municipio con sus ordenanzas.

Hay una salvedad respecto a esta interpretación de La Plata en tres dimensiones: la tercera dimensión es contemplada solamente en altura, salvo escasas y honrosas excepciones, no construyen hacia abajo, en profundidad, algo que es más costoso.

Una curiosa excepción la comprende un hotel cinco estrellas, el que, obligado por las circunstancias debió hacer sus cocheras subterráneas, pero las mismas fueron ejecutadas en el espacio público, bajo las veredas, retribuyendo esa concesión a la ciudad con un canon irrisorio.

Regular la altura de la edificación para que permita disfrutar de ver el cielo al caminar por nuestras calles o que las viviendas ubicadas en la vereda de enfrente puedan asolearse, debería ser una premisa indiscutible en una ciudad con nuestro diseño y cantidad de habitantes, no estaríamos inventando nada: París tiene una regulación estricta en altura y nadie lo cuestiona.

La obligatoriedad de construir cocheras, en el Casco Urbano en obras nuevas debería ser ya una ordenanza, Varias ciudades de España o, más cerca, Mendoza Capital, son ejemplos al respecto; utilizando la tercera dimensión, pero hacia abajo, en el caso de edificios en propiedad horizontal, puede lograrse.

Y, un tema de suma importancia al cual debería incluirse no sólo la tercera dimensión sino también la cuarta (el tiempo), es el transporte.

Nuestros funcionarios, al intentar solucionar el traslado de personas desde la periferia al centro y viceversa, desarrollan las soluciones sobre el plano y, la respuesta está a la vista, basta tratar de ir de un punto a otro en hora pico, donde no sólo el enjambre de autos sino el monumental despliegue de colectivos, tornan en casi inviable el desplazamiento entre dos puntos no demasiado alejados.

Un caso de utilización de la tercera dimensión para agilizar el tránsito es el túnel bajo las vías de 1 y 32, un túnel que nació obsoleto, termina en un semáforo y produce una herida tremenda transformando en kelpers a los vecinos de Tolosa y calle 1 derecha “los del otro lado”, los “fuereños”, reinterpretación contemporánea de la ciudad extramuros. Una obra cara, pagada por todos los platenses, en cuotas en dólares con un crédito internacional; también deben considerarse en este ítem a los puentes peatonales en arterias de alta velocidad, incómodos y extremadamente poco usados.

Deberíamos estar discutiendo, no sólo la utilización de las vías férreas en desuso, que salen hacia la periferia en todas direcciones, sino también el traslado subterráneo y aéreo dentro del casco urbano, utilizando distintos niveles de circulación, habida cuenta la tremenda densidad vehicular que se desplaza cotidianamente.

Tal vez, estas alternativas no son viables para ser utilizadas actualmente, pero, aunque sea, podrían ser tenidas en cuenta como posibilidad en un futuro cercano. Al respecto, es dable destacar que cuando la ciudad de Buenos Aires comenzó a construir su red de subterráneos, poseía menos habitantes que la ciudad de La Plata en la actualidad.

Resulta imperioso planificar el desarrollo futuro de nuestra ciudad entre todos y con la mente abierta. Nuestros funcionarios políticos deben dejar de pensar en función de la próxima elección para ponerse a disposición del pueblo platense a fin de elaborar un plan integral retomando los preceptos fundacionales de una ciudad única, la nuestra, la misma que fue destacada mundialmente por sus virtudes urbanísticas, dejando de lado la postración y decadencia actual en pos del futuro promisorio que nos merecemos.

Entre todos podemos hacerla realidad. No permitamos que esta hermosa ciudad que nació de la visión e impulso de unos pocos, continúe estancada en el tiempo por otros pocos.

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