La dirección musical será de Carlos Vieu y la puesta en escena y la adaptación de vestuario de Mario Pontiggia. El Coro Estable contará con la preparación de Hernán Sánchez Arteaga y el coro de niños de Mónica Dagorret.

La adaptación escenográfica será de María José Besozzi y la iluminación de Gabriel Lorenti.

Los principales papeles serán representados por Daniela Tabernig (6, 8, 13 y 15) y Marina Silva (7 y 14) como Mimí, Gustavo López Manzitti (6, 8, 13 y 15) y Juan Carlos Vassallo (7 y 14) como Rodolfo, Ricardo Crampton (6, 8, 13 y 15) y Gustavo Gibert (7 y 14) como Marcello, Yaritza Véliz (6, 8, 13 y 15) y Constanza Díaz Falú (7 y 14) como Musetta, Emiliano Bulacios como Colline y Mario De Salvo (6, 8, 13 y 15) y Alberto Jáuregui Lorda (7 y 14) como Schaunard.

Los restantes roles serán cubiertos por Alberto Jáuregui Lorda (6, 8, 13 y 15) y Fernando Alvar Núñez (7 y 14) como Benoit, Víctor Castells (6, 8, 13 y 15) y Luciano Miotto (7 y 14) como Alcindoro, Francisco Bugallo (6, 8, 13 y 15) y Pablo López Reggiani (7 y 14) como Parpignol, Leonardo Palma Aravena (6, 8, 13 y 15) y Luciano Miotto (7 y 14) como Sargento, Guillermo Saidón (6, 8, 13 y 15) y Leonardo Bravo (7 y 14) como Aduanero y Sofía Blassetti (6, 8, 13 y 15) y Lucero María Galeano (7 y 14) como el Niño.

Ópera La Bohème de Giacomo Puccini 6, 7, 8, 13, 14 y 15 de mayo en la Sala Alberto Ginastera.

Entradas desde $ 70, disponibles en la boletería del Teatro, de martes a domingos, de 10 a 20, o a través de TuEntrada.com, Tel. 5533-5533 (Capital Federal). Hay descuentos y promociones destinadas a jubilados, pensionados, jóvenes, estudiantes, docentes y personas con discapacidad.

Para todas las funciones –salvo la del viernes 13- habrá ómnibus destinados al público de la Capital Federal que partirán desde la Casa de la Provincia de Buenos Aires, Callao 237, dos horas y media antes del inicio de las representaciones. Los pasajes de ida y vuelta tienen un valor de $ 200 y pueden ser adquiridos por medio de TuEntrada.com

Puccini y La Bohème

La Bohème (La bohemia) es la cuarta de las doce óperas compuestas por Giacomo Puccini y no pocos críticos la consideran su partitura más ejemplar.

Después del éxito de Manon Lescaut, estrenada en 1893, Puccini contó con numerosos ofrecimientos. Decidió continuar de inmediato su carrera mediante la escritura de una nueva pieza, basada en un cuento de Giovanni Verga titulado La loba. Otro relato de Verga había inspirado, tres años antes, la exitosa Cavalleria Rusticana de Mascagni.

Sin embargo, impresionado con la novela Escenas de la vida bohemia de Henri Murger, Puccini optó por componer su próxima ópera tomando el tema de esa obra literaria. Es evidente que se sintió fuertemente atraído por las peripecias, tanto cómicas como trágicas, por las que atraviesan, en el París de 1830, en el bohemio Barrio Latino, el poeta Rodolfo, el pintor Marcello, el filósofo Colline, el Músico Schaunard y las heroínas Musetta y Mimí.

El músico convocó a los libretistas Illica y Giacosa, con quienes ya había trabajado en Manon Lescaut y quienes también serían puntales de futuros éxitos como Tosca y Madama Butterfly. Las exigencias de Puccini fueron tales, que las relaciones con Illica y Giacosa se volvieron muy tirantes, al punto que en los dos años que duró su labor amenazaron varias veces con abandonar la tarea. Concluido el libreto en enero de 1895, Puccini inició la composición, que habría de culminar en noviembre de ese año.

Mientras Puccini escribía su partitura, el compositor Ruggero Leoncavallo, quien había obtenido un gran suceso con I Pagliacci, también se puso a trabajar en una ópera basada en la pieza de Murger. Hubo ásperos encontronazos entre los dos artistas y duras declaraciones a la prensa, pero sin que se llegaran a plantear acciones legales. La bohème de Leoncavallo vería la luz quince meses después de la de Puccini, con una repercusión mucho menor.

El estreno de la obra de este último se concretó el 1º de febrero de 1896, en el Teatro Regio de Turín, bajo la batuta de un joven Arturo Toscanini. La acogida del público no fue mala, pero dentro de un ambiente de frialdad. La crítica se dividió entre los que de entrada creyeron encontrarse ante una obra maestra y los que en principio la tildaron de ópera fallida.

Pero poco tiempo después las opiniones se volvieron concordantes: con La Bohème se estaba ante una de las mayores creaciones del género lírico de todos los tiempos, llamada a convertirse por el peso de su calidad en una de las obras más representadas en los principales escenarios del mundo.