Gremiales
Cientos de trabajadores extorsionados

El matón impune de la era sciolista sigue apretando horticultores

El dirigente del SATHA, Gustavo Arreseygor, amenaza a los productores respaldado en su amiguismo con todos los tintes políticos.

Planta permanente de la Cámara de Senadores provincial desde hace 13 años y devenido en dirigente gremial del Sindicato Argentino de Trabajadores Horticultores (SATHA), Gustavo Arreseygor vino a la región a hacer historia. Férreo defensor del Modelo K y en la actualidad integrante del Frente Renovador, hizo del trabajo en negro su gran negocio.

La convivencia de Arreseygor y el Ministerio de Trabajo de la Provincia durante la gestión de Daniel Scioli, a través de la Dirección Provincial de Inspecciones comandado por Mariano Salomón y Raúl Ferrara, era un hecho. Haciendo de la extorsión y el apriete, una herramienta convalidada por las autoridades e inspectores de la cartera bonaerense.

Sigue la modalidad de “Trabajo”

Primero llegan en una camioneta tres o cuatro personas, quienes con violencia y prepotencia solicitan sumas de dinero a cambio de que nada pase. Ante la negativa de colaborar, la violencia se recrudece y el hostigamiento es permanente, hasta llegar al punto de utilizar al Ministerio de Trabajo como elemento de presión.

Esta metodología ha sido denunciada en varias oportunidades tanto en el Ministerio como en sede judicial.

Fue el propio presidente de la Asociación de Horticultores de La Plata, Alberto Patte, quien denunció ante la Justicia esta práctica por parte del SATHA hace mucho tiempo, llegado al extremo de haber sido amenazado con armas de fuego por parte del mismísimo Arreseygor en su quinta.

Hace pocos días fue Nahuel Levaggi, de la Unión de los Trabajadores de la Tierra (UTT), quien manifestó que sigue en la actualidad. Son cientos de productores que viven amenazados, extorsionados y nadie hace nada.

El último episodio de gravedad se habría dado el día 25 de octubre, cuando integrantes del SATHA, en presencia de un inspector de la cartera laboral, habrían solicitado dinero a una pequeña productora de hortalizas de origen boliviano a cambio de "tranquilidad". Ante la negativa de la misma, el inspector procedió a multar a la dueña.

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