Pasaron meses, pero el malestar no se termina. Sergio Panella, actual diputado provincial y frustrado candidato a intendente de La Plata, usufructuó un contrato que supuestamente había sido dado de baja y desató un escándalo que incluso traspasó las fronteras del propio partido. “Ya está por cumplirse un año d eeso”, se ríen sus enemigos en el radicalismo.
A fines de diciembre del año pasado, un ex empleado suyo en la Cámara de Diputados descubrió que su contrato no había sido dado de baja, tal como le había informado el legislador, ya que su sueldo se seguía retirando. Se trata de un militante de apellido Díaz Subils, que trabajó a las órdenes del legislador.
La víctima de este fraude se llevó una sorpresa cuando vio que, a pesar de no prestar más funciones, seguía teniendo su obra social y su salario estaba siendo percibido. Como ya se informó oportunamente, el escándalo habría llegado a oídos del propio presidente de la Cámara de Diputados, Horacio González, quien le habría pedido al jefe del bloque radical, Ricardo Jano, que solucionara el asunto. La amenaza del titular del cuerpo habría sido más que clara: “O se termina el problema, o se terminan los recursos”.
Acorralado, Panella hizo un ofrecimiento al abogado del damnificado: una nada despreciable oferta de 50 mil pesos. Ante la negativa, el legislador que sueña con ser intendente había duplicado la apuesta en 90 mil pesos para comprar su “silencio”. O sea, lo que tomaba de un lado lo invertía en otro. El círculo virtuoso de la economía.
En su momento, la noticia no fue muy bien recibida por su entorno, a quienes permanentemente les pide recursos victimizándose bajo la insólita excusa de que aun se ve obligado a atender al público en su local de electrónica llamado “12 Visión”, que funciona en la esquina de 12 y 64, de La Plata.
Sus adversarios en el partido recuerdan que Panella siempre fue un chico acomodado porque heredó la cadena “12 Visión”. De todos modos, lo acusan de que para financiar su campaña para sus primeras internas se relacionó con el hermano de fallecido funcionario municipal Rubén Herrera, un hombre vinculado al narcotráfico en la capital bonaerense.
Hoy también le atribuyen los locales de electrónica de Diagonal 74 y 46 –a metros del Centro de Monitoreo Urbano- y de 5 esquina 51, entre otros. Lo que se dice todo un inversor.
