Opinión
Parte I

El caso Gürtel y los limones salteños

María del Carmen Taborcía, abogada y escritora.

Por María del Carmen Taborcía (*), especial para NOVA

Hace pocos días la Justicia española condenó al Partido Popular (PP), como entidad jurídica, por lucrarse de una trama corrupta de empresarios y cargos públicos, y lo obligó al pago de una multa económica.

También resultaron condenados a prisión, algunos de sus integrantes como el extesorero Luis Bárcenas, su esposa y el empresario Francisco Correa, este último, considerado el líder de la red. En total fueron condenadas 29 personas a un total de 351 años de prisión.

Se dio por probado que el Partido Popular tuvo una caja negra desde 1989 y esto produjo un enriquecimiento ilícito en perjuicio de los intereses del Estado. El Tribunal que juzgó la primera etapa de este caso, entre los años 1999 y 2005, consideró acreditado que el grupo empresarial de Correa tejió “una estructura de colaboración estable” y un “auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional”.

La metodología era encabezada por el mencionado empresario Correa (que por un juego de su apellido con la palabra gürtel, “cinturón” en alemán, la policía bautizó así el caso), que mediante sobornos y dádivas a funcionarios conseguían excepciones a los códigos urbanísticos y medioambientales para llevar adelante emprendimientos inmobiliarios. Estas prácticas representaron un flujo constante de millones de euros en negro a las arcas conservadoras.

La resolución de la Audiencia Nacional fue el 24 de mayo, un día después el líder del Partido Socialista Español (PSOE), Pedro Sánchez, presentó una moción de censura, procedimiento establecido en la constitución española que permite al Congreso de los Diputados retirar su confianza al Presidente del Gobierno y forzar su dimisión. Se trata de una moción constructiva y continuista. La votación destituyó a Mariano Rajoy, por lo que quedó investido Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.

Este caso complejo de corrupción, que se sustanció durante largos años, tiene sus ramificaciones en Argentina. Los limones y su poder blanqueador tienen mucho que ver. Es que somos, según parece, extremadamente limpios, pues del exterior vienen a lavar aquí, y de acá se sale a lavar al extranjero.

(*) Abogada y escritora

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