Este viernes desde las 22.30, en Ciudad Vieja se hará presente El Tablao flamenco de Carito Echegaray. El tablao con Montse Ruano en cante, Papu Gigena en percusión, Diego Ferreira en guitarra y los bailaores Carito Echegaray y Nicolás del Cid. Brindarán un espectáculo que permitirá disfrutar de una función de flamenco muy pero muy recomendable.
El espectáculo comienza tranquilo con un tema de presentación, tras el cual los bailaores dan vida a una sevillana y dejan en claro que lo de esta noche no será un juego de niños. El público se moviliza y comienza a aplaudir para no parar más hasta el fin de la función. Otro tema, palmas y Carito interpreta un solo fuerte, vibrante, lleno de energía, como es ella. El piso cruje al compás de su zapateo, que es todo música por sí solo y los brazos se mueven aquí y allá con gran carácter. Continúa Nicolás con su presentación unipersonal, con un zapateo sorprendente, giros precisos y naturales, aunque con mucha personalidad. Y Carito detrás está en todo como si la danza la invadiera, atravesara su ser: aplaude, canta, mira, transpira, baila sin cesar.
A media hora de show le sucede otra media hora de intervalo en la que la gente aprovecha para terminar la cena, hablar por teléfono, salir, entrar, ir, venir, hablar. Mientras tanto, por la pantalla de televisión se proyecta un video de Camarón de la Isla que mantiene el clima creado.
La luz se apaga nuevamente y, cambio de vestuario incluido, la segunda parte arranca con temas en los que se luce la voz de Montse. Interpreta un tema bien “jondo”, sentido, desgarrado, en el que deja parte de su vida y sus penas. Carito y Nicolás se lucen por separado y en conjunto con movimientos precisos, con carácter, con zapateos hablan por sí solos. Los músicos acompañan de maravillas sin dejar de destacarse individualmente en sus ejecuciones, y sin perder el humor y la capacidad de hacer chistes y comentarios amenos. Finalmente, apenas pasadas las 24 la historia llega a su fin con otra sevillana y muchos vitoreos.
Este ciclo, que mes a mes se repite y se renueva a la vez, se disfruta de principio a fin porque todos sus elementos están perfectamente integrados. Un lugar cómodo y con bastante espacio, luz adecuada –ni mucha ni poca- y artistas talentosos que disfrutan su trabajo y dejan el alma en el escenario, no escatiman el talento ni el esfuerzo para bailar ni tocar. Lo hacen con ganas y muy bien, funcionan armoniosamente entre ellos y transmiten el aire flamenco hacia todos los entusiastas asistentes. Para no perdérselo, vale la pena la trasnochada.
Fuente: www.quehayendanza.com.ar
