Por María del Carmen Taborcía (*), especial para NOVA
Evidentemente, existe un blanco y tienen puntería. Saben, que aunque diezmada y siempre golpeada, los individuos que conforman la llamada clase media, económicamente hablando, es la única a la que se le pueden extraer los recursos rápidamente.
Es la clase icónica de la Argentina, y a la vez, para los políticos que gestionan la cosa pública, es como una industria visible, cual torre de pozo petrolero que sobresale por su altura y por ello fácilmente localizable.
La clase media, es el segmento social por debajo de la clase alta y por encima de la clase baja, según la sociología.
Es la que trabaja, en los sectores públicos o privados; compran, sacan créditos, abonan sus impuestos, utilizan tarjetas de débito, de crédito, viajan, acceden a estudios universitarios, se esfuerzan por prosperar.
Son un objetivo altamente sencillo de ubicar y aunque se tenga escasa destreza, seguro que se atina.
A veces pienso, que hay un plan sistemático de exterminio de este estrato social. Cuántos embates tuvo que enfrentar a lo largo de estas seis o siete últimas décadas: crisis económicas, vedas de alimentos, cambios de signo monetario, robos de sus ahorros, inflaciones astronómicas, recesiones, deudas externas e internas, falta de puestos laborales, etc.
Por algo se ha pauperizado a nuestra población. Es inconcebible que esta nación, en el siglo XXI, tenga tantos millones de ciudadanos bajo la línea de pobreza, faltos de lo básico para sobrevivir dignamente, subsidiados para continuar en donde están, con carencias educativas y formativas.
Claro, ya sabemos, son más proclives a la manipulación durante épocas eleccionarias. Y, si bien, nuestra clase media es un tanto acomodaticia, y se ha dejado llevar por los afamados “espejitos de colores”; también es indómita.
Es sui géneris, cuando está harta y decide cambiar, lo hace. Allí reside su fuerza, su poder. Aunque luego se transforme en otra frustración. Dijo Eduardo Galeano: “Si votar sirviera para cambiar algo. Ya estaría prohibido”.
Casi la única manera de escapar del campo de tiro, pareciera que es ser rico o pobre. Pero como los argentinos gozamos del pensamiento lateral, siempre tendremos otras alternativas: buscar otros destinos en donde vivir, es decir emigrar, y demás ocurrencias.
Estimada clase media: este mes de abril, hubo aumentos de gas, luz, agua, tasas, naftas, transportes, peajes, y me detengo aquí. Para el mes de mayo el agua ya viene con otro aumento y no tengo ni idea de que más.
No me olvido de lo infaltable: el FMI recomienda más ajuste fiscal ¡Demasiados francotiradores!
(*) Abogada y escritora
