Fue, para todos los presentes, sencillamente emotivo.
Carlitos Balá brindó un pequeño espectáculo para los alumnos y padres del Colegio Lincoln de La Plata, como cierre de un programa de estudios de los alumnos de segundo grado, quienes durante varias semanas estudiaron y trabajaron sobre su trayectoria profesional.
El reconocido gran actor y animador de varias generaciones de chicos llegó a las instalaciones del mencionado colegio en la mañana de este jueves. La sorpresa llegó cuando ingresó al salón de actos y fue recibido con un fuerte aplauso por parte de la concurrencia que colmó el lugar.
Su entrada no pudo ser mejor: los acordes de “Aquí llegó Balá” comenzaron a sonar y el animador infantil se dirigió hasta el escenario que se montó para la ocasión. Allí desplegó todo su oficio, dado que para la sorpresa del público cantó y bailó esa y otras canciones tan conocidas por todas las familias.
Desde su clásica pregunta “¿Qué gusto tiene la sal?”, hasta “Un gestito de idea”, pasando por “Angueto” (el famoso perro invisible de color café) y el “Sumbudrule” (una reacción con las manos a modo de “burla respetuosa”); Balá mantuvo expectantes a todos los presentes.
Apenas subió al escenario, Carlitos se ganó la complicidad de los chicos, quienes se reían a carcajadas cada vez que él se “asustaba” con las respuestas a gritos a cada una de sus preguntas.
“Hace 75 años que trabajo, tengo ya 87 años y aquí estoy, no puedo creer todo el tiempo que pasó… me fijé en el almanaque y no decía nada el almanaque”, dijo entre risas de todos los presentes-
Por momentos se vivieron situaciones graciosas por las ocurrencias del gran animador, como cuando un niño le entregó una carta personal y, al recibirla, Carlitos hizo que leía con precaución las primeras palabras del escrito: “Devolveme la plata que me debés”. O cuando consultó a los chicos si querían seguir cantando y, al recibir como respuesta en coro un “siiiiiiiii” muy ruidoso les dijo: “Y, ustedes con tal de no ir a estudiar”, frase que fue seguida por carcajadas cómplices.
Los momentos de emoción fueron permanentes, los padres estaban tan alegres como sus hijos. El reconocimiento de la entidad educativa estuvo a cargo de una docente que leyó un texto cargado de vivencias y recuerdos con Balá como protagonista excluyente. Luego se proyectó un pequeño video como parte de un homenaje institucional.
Tras agradecer tantas demostraciones de cariño y respeto, Carlitos Balá se retiró satisfecho con su misión: hizo divertir a todos “sanamente y en familia”, pues todos sus espectadores la pasaron “un kilo y dos pancitos”.
