Opinión
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Apuntes para una Argentina libre, soberana y grande

El 20 de noviembre se recuerdo un nuevo aniversario de la gesta de la Vuelta de Obligado.

Por Sabino Mostaccio (*), especial para NOVA.

El día de hoy, 20 de noviembre, recordamos un nuevo aniversario de la gesta de la Vuelta de Obligado, cuando un grupo de valientes milicianos intentó repeler un ataque de las dos flotas más grandes del mundo, la francesa y la británica.

El combate tuvo como saldo la derrota de los defensores, pero fue un golpe moral importante para los invasores, por el hecho de que estimuló la conciencia nacional en las Provincias Unidas, además que las dos potencias no consiguieron en estas tierras lo que venían a buscar, el comercio con Paraguay y la Mesopotamia argentina.

Esto condujo al debilitamiento del bloqueo naval de ambas potencias, fortaleció la figura de Juan Manuel de Rosas, que recibió el apoyo unánime de casi todas las repúblicas hermanas del continente, desde el norte al sur, y dejó muy debilitados a sus enemigos.

En 1850, se levantaron ambos bloqueos y se negoció la paz entre nuestro país y las dos potencias. El país se vio libre de la intromisión armada directa de las grandes potencias, pero mientras atravesó por un turbulento periodo de guerras civiles y una fratricida lucha contra un país hermanos como Paraguay, empujado por intereses ajenos, amén de que la potencia británica se enseñoreaba sobre nuestras Malvinas.

El país emerge de esta turbulenta etapa integrado firmemente al mundo, con una voz que empezaba a sonar y a ser respetada en el concierto de las naciones libres del orbe.

El cierre de la frontera, con la ocupación de los últimos territorios no sometidos al gobierno de Buenos Aires (mas allá del alto costo humano que esto tuvo), terminó por cerrarse el ciclo de la construcción del estado nacional moderno, preso aun de profundas contradicciones internas morales, políticas y sociales, que sus ciudadanos y herederos aun luchamos por resolver.

Pese a todos los contratiempos, y aunado al brillo de los aciertos que los fundadores tuvieron, el genio argentino se permitió brillar para entregar a la humanidad grandes obras y valores. El país supo mostrar un rostro de nación digna, altiva y libre, pese a los traidores que intentaron mancillar su honor y entregarlo a manos de intereses oscuros.

Y supo muchas veces estar a la altura, cuando el amor fraternal y el patriotismo sincero vivieron en el corazón de sus nobles hijos. A lo largo de nuestra historia, hemos atravesado horas oscuras en esta Argentina, ha corrido demasiada sangre, hemos padecido la incompetencia y la arrogancia desmedida de muchos de nuestros gobernantes, así y todo, sigue viva nuestra patria.

Actualmente, la herencia de esos terribles años de abandono, negligencia y destrucción de la conciencia moral, cívica y patriótica de nuestro pueblo, sumado al desmantelamiento del aparato estatal por el que tanto lucharon los padres fundadores, han dejado una pesada carga para varias generaciones.

Tenemos un país más fragmentado, con notables diferencias regionales, muchos ciudadanos aun luchando por ser parte de esta sociedad y deseosos de tener una existencia digna sobre esta bendita tierra. La odiosa presencia del imperialismo extranjero en Malvinas sigue siendo un puñal clavado en el corazón de la patria.

Pero veamos en perspectivas, este país, que acogió a millones de personas de todo el planeta que tenían la esperanza de hallar un hogar nuevo y una vida mejor, que hizo de sus hijos ciudadanos de bien y que aun cobija a sus descendientes, tiene un sinfín de oportunidades y un excelente material humano que solo necesita ser moldeado y encauzado al bien de la nación, podemos confiar en que el rumbo seguido es alentador después de años de atraso y barbarie.

Queda mucho por hacer, pero dos fuerzas poderosas, el espíritu (en el que debe estar siempre el recuerdo de los hombres y mujeres que dieron todo por esta nación) y la recta razón (donde está presente el respeto a la ley, el trabajo, la justica y la solidaridad), valores que nuestro pueblo supo y aun sabe cultivar, nos guían para hacer cada día un país mejor, que será más grande si todos trabajamos juntos.

La grandeza que buscamos ha de asentarse sobre el bien y la felicidad de nuestro pueblo, y el respeto y la recuperación de la integridad del sagrado suelo argentino, desde el mar a la cordillera, del altiplano a las nieves eternas de la Antártida, como herencia para las generaciones venideras. Tal es el voto que hacemos desde nuestro espacio como ciudadanos y militantes.

(*) Licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales, representante de "Usinas Pampa Sur La Plata", Centro de Estudios Multidisciplinarios (CEM) "5 de Noviembre". Sitio web: www.sautelmegusta.com.ar.

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