Perfiles urbanos
Entre las diagonales

Víctor, el "sanguchero" que vende los mejores fiambres de Magdalena a "precios cuidados"

Víctor Asbun, de 57 años, uno de los tantos personajes que cuentan sus historias en las diagonales de La Plata. (Foto: NOVA)
Víctor Asbun, de 57 años, uno de los tantos personajes que cuentan sus historias en las diagonales de La Plata. (Foto: NOVA)
Víctor Asbun, de 57 años, uno de los tantos personajes que cuentan sus historias en las diagonales de La Plata. (Foto: NOVA)
Víctor Asbun, de 57 años, uno de los tantos personajes que cuentan sus historias en las diagonales de La Plata. (Foto: NOVA)

Los personajes que transitan por las calles de La Plata ya forman parte de su paisaje, de su rica historia entre las diagonales. Víctor Asbun es indudablemente uno de ellos, un hombre de 57 años que vende los mejores sanguches de la ciudad a “precios cuidados”, según su propio testimonio.

“Yo empecé hace tres años que estoy en la puerta de la Facultad de Ingeniería, en 1 y 48. Pero como en enero y febrero hay vacaciones, entonces vine a la esquina de 7 y 51, estoy desde febrero acá”. Aunque “a la mañana sigo en 1 y 48, hasta las 2 de la tarde”, contó.

En este sentido, Víctor tomó este oficio para ganarse el pan y sobrevivir a este crítico momento pero, además, la calidad de sus productos es única: todo es producido artesanalmente en Magdalena, desde los quesos hasta el cantimpalo y el arrollado de matambre. De allí salen los mejores sanguches de la ciudad.

“Hace tres años que hago sanguches porque mi hermano produce todo en Magdalena, me hace un precio diferenciado. El queso también lo hace él y por eso me da para vender a precios cuidados”, amplió el entrevistado.

Pero la calle está difícil y Víctor sabe bien que la inflación de los costos es cada más pronunciada, así y todo intenta mantener los precios populares para llegar a más gente: “Yo los vendo a 50 pesos hace un año y medio, debo ser el único que mantiene el precio”, reveló.

Además, el hombre dio detalles de sus estrategias: “La clave mía es simple: no vender caro porque vendés poco. Prefiero vender a poquito precio, como hacen los chinos, pero la ganancia está en la cantidad”. Y, a pesar del duro momento económico, aseguró: “No me quejo”.

Por último, como cualquier laburante, Víctor se las rebusca de mil modos para para llevar el pan a la casa. Este trabajo no es el único: “Yo a partir de septiembre tengo otro laburito que estoy hace 15 años, sería mi laburo oficial. ¿Viste que cuando vas a una farmacia o a una veterinaria te dan un almanaque? Bueno eso hago yo, en Berisso son todos clientes míos”, concluyó.

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