Opinión
Se acelera el desgaste

Oh là là

María del Carmen Taborcía, abogada y escritora.

Por María del Carmen Taborcía (*), especial para NOVA

Su legitimidad se deteriora y su ambicioso plan reformista de gobierno se ve cada vez más amenazado. Hay mucha vacilación y desconfianza. La única certeza es que está viviendo la peor crisis desde que llegó al gobierno.

Fundó su propio partido y no se considera ni de izquierda ni de derecha. Existen momentos en que se muestra como alguien más cercano al ciudadano medio, en otros parece ser un líder que se siente por encima de todo y de todos.

Los gastos personales del matrimonio presidencial son un tema que está bajo la lupa. Según se sabe existen gastos cercanos a los 30.000 dólares en maquillaje y cuidados personales de la pareja. Algo que sus predecesores también realizaban.

El eje de su programa de gobierno es la modernización del estado y su economía para hacerla más competitiva. Esto implica recortar el gasto, achicar personal y eliminar rigideces de la legislación laboral.

Tomó medidas muy impopulares, que hasta ahora lo han enfrentado con los sindicatos y con parte importante del electorado. Es un presidente acusado de “gobernar para los ricos” y esto provoca que sea limada su legitimidad. Algunos opositores van más allá, pues dicen que no es el presidente de los ricos sino de “los más ricos”.

Las principales encuestas han difundido una gran caída en su imagen, así como ha aumentado la desaprobación a su gestión. Los ciudadanos están descontentos con el aumento de los impuestos y la ausencia de lucha contra las desigualdades sociales.

En la actualidad es apoyado por una minoría, pero se trata del bloque electoral más importante ante una oposición dividida. Miles de manifestantes han marchado en protesta a sus políticas, convocados por gremios, partidos izquierdistas y organizaciones civiles. Sostienen que las mismas favorecen a algunos sectores empresariales y que están trabajando para desmantelar los servicios públicos.

La situación es compleja y se acelera el desgaste. Lo descripto y mucho más sucede en el gobierno del presidente Macron, en Francia. Cualquier coincidencia con lo que sucede en Argentina, es pura realidad.

(*) Abogada y escritora

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