Opinión
Violencia familiar

¿Se viene el machicidio?

María del Carmen Taborcía, periodista y escritora.

Por María del Carmen Taborcía (*), especial para NOVA

Según informes internacionales el homicidio en razón del género es un problema creciente en numerosos países. El femicidio se define como el homicidio sistemático de mujeres por razones diversas, a menudo culturales.

El androcidio, se refiere al homicidio evitable de hombres por razones de género, también sistemático. En la masacre de Srebrenica, en 1995, aproximadamente 8.000 hombres y niños bosnios fueron muertos.

A pesar de múltiples estudios que expresan sobre la preponderancia de la violencia doméstica perpetrada por los varones contra las mujeres. Otras investigaciones muestran que las tasas de violencia intrafamiliar de las mujeres y los hombres son equivalentes.

¿Habría que imponer el masculicidio o masculinicidio como figura penal? Los varones que son víctimas de violencia familiar, muchas veces son reacios a denunciarla o a buscar ayuda, claro está, que tampoco hay muchos lugares a donde puedan acudir.

Dado que existe un paradigma establecido de que solo los hombres ejercen la violencia y nunca son víctimas; y que las féminas solo son violentas en casos de represalia y de autodefensa, la virulencia de las mujeres contra los varones es a menudo banalizada.

Con los últimos encuentros nacionales de mujeres y las marchas bajo la consigna de #NiUnaMenos, han aparecido numerosas pintadas urbanas: “se viene el machicidio”, “matá a tu novio” o “abortá al macho”.

Se deben cuidar los mensajes que se propalan y que llegan a las mentes en desarrollo de niños y jóvenes, porque las consecuencias no suelen ser positivas.

La violencia del hombre hacia la mujer está visibilizada; de la mujer hacia el hombre, sea adulto o niño, aún no. Ellas dicen que los posmachistas justifican todo y quieren acallar a las mujeres que buscan la igualdad.

Entonces, las posfeministas deberían dejar de seguir ocultando la connivencia que han tenido las mujeres, en las guerras, en la criminalidad organizada, etc., casi siempre, detrás de bambalinas.

Si es hora de no callar, deberíamos hablar de todas las violencias que convierten en víctimas a los individuos, sean estas mujeres u hombres. Y preferentemente no silenciemos el extremo maltrato al que son sometidos niños y niñas, generalmente en el entorno familiar, por sus padres y/o madres.

(*) Periodista y escritora

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