Judiciales y Policiales
Un fiscal centraliza todas las denuncias

Por las amenazas de bombas a escuelas platenses la Justicia y la Policía tuvieron que reestructurarse

El costo estimado es de 30 mil pesos por cada procedimiento policial. (Foto: NOVA)

A mediados de septiembre el promedio de amenazas de bombas a escuelas de La Plata, Berisso y Ensenada eran de 18 por día, y esa ola de bromas perjudicó no solo a la calidad en la educación sino que también obligó a la Justicia y a la Policía a cambiar su funcionamiento.

Desde la Fiscalía General de La Plata dispusieron que la UFI Nº 16, a cargo de Juan Cruz Condomí Alcorta, centralice todas las denuncias de intimidación pública a entidades escolares. Y en la DDI La Plata, cuyo titular es Néstor Muñoz, se creó hace tres semanas el Gabinete Especializado en Intimidaciones Públicas.

Un vocero policial detalló que luego de tres semanas de acción del flamante Gabinete, las amenazas de bomba se redujeron de 18 a 8 diarias.

“Los autores de estas intimidaciones saben que tarde o temprano los vamos a encontrar. Tenemos un grupo de efectivos trabajando en la búsqueda intensiva de los aparatos telefónicos desde donde se realizan los llamados y hemos tenido mucho éxito”, agregó la fuente.

Ayer, Condomí Alcorta confirmó que fueron notificados del inicio de causa penales a seis menores y dos mayores.

En las últimas horas fue demorado un joven de 19 años en el barrio Juan B. Justo de Berisso acusado de ser el autor de 24 amenazas de bombas desde el 6 de septiembre a colegios secundarios y jardines de Infantes de la ciudad.

En el operativo, incautaron el celular desde donde se habían realizado las intimidaciones, explicó un vocero judicial.

Las amenazas de bombas se convirtieron en un serio problema institucional: provocan la interrupción de las clases, el riesgo del traslado a sectores públicos de los alumnos y el costo estimado de 30 mil pesos por cada procedimiento policial.

Y otro dato a tener en cuenta: cuando las amenazas de bombas suceden cerca del mediodía afectan el servicio alimentario, dejando a los alumnos sin el almuerzo. Esta situación es de honda preocupación en los colegios suburbanos, ya que esa comida suele ser la más suculenta que consumen los chicos cada día.

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