La situación de crisis en la ciudad de La Plata no escapa a la realidad que se vive en todo el país, y el creciente desempleo afecta cada vez más a los sectores de clase media baja. Por tal motivo, la decisión de muchos fue apostar el rebusque para tratar en encontrar el modo de llevar el pan a la mesa y ante ese marco se genera un incremento notable de vendedores callejeros que ubican sus puestos en las veredas de la céntrica avenida 7.
Ya no están solos los senegaleses que se dedican desde hace tiempo a la venta de relojes, cinturones y billeteras, sino que ahora están acompañados por otras personas que se disponen a ofrecer desde relojes despertadores hasta pantalones, pasando por artículos de tecnología, fundas para celulares, bufandas, golosinas, gorros de lana, buzos, sábanas y frazadas. Incluso, pueden verse algunos con ofertas gastronómicas como el famoso pan relleno.
Como si esto fuera poco, sumados a los distintos puestos de diarios y flores que están emplazados desde hace varios años, las paradas de colectivos y los improvisados manteros platenses, hay muchos que utilizan la vereda para estacionar sus motos o bicicletas, lo que finalmente termina dificultando e impidiendo el paso normal de aquellos que circulan diariamente por calle 7.
Ante este cuadro de situación, con el crecimiento de la venta ambulante y callejera, una de las avenidas principales de la ciudad de La Plata se ha convertido paulatinamente en una sucursal del conocido barrio porteño de Once que tantas complicaciones le ha traído al gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Con este panorama, pareciera que el incremento de los manteros no tiene límite.
