A 40 de su primer encuentro, homenajean a las Madres de Plaza de Mayo en La Plata
En abril de 1977, un grupo de madres se reunió en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, para que su reclamo se haga visible: la aparición con vida de sus hijos desaparecidos, secuestrados por aparatos del Estado en la época de la dictadura militar. Los pañuelos blancos fue la manera más silenciosa y al mismo tiempo más profunda y fuerte de pedir por los suyos. Hoy, 40 años después, la lucha continúa y el pañuelo es un símbolo inquebrantable: en La Plata, una de las ciudades más castigadas por la represión, construirán uno inmenso en mosaicos.
Durante la jornada del sábado 22 de abril a partir de las 15 horas en el Centro Cultural Azulunala, de calle 69 entre 12 y 13, nietos de desaparecidos junto a militantes los derechos humanos invitaron a las Madres de Plaza de Mayo a tomar el té, mientras construirán un pañuelo blanco inmenso en mosaico, que será colocado el sábado 22 en Plaza San Martín.
Verónica Sánchez Viamonte, hija de desaparecidos, participó activamente por reivindicación de la memoria, la justicia y la verdad en La Plata. En diálogo con NOVA reconoció que es un gesto más para las madres que dejaron todo por sus hijos.
En ese sentido, aseguró: “Decidimos hacerlo en La Plata porque de aquí salieron muchas de las madres combativas, de las ciudades que tuvo más desaparecidos por habitante y una de las causas es el contexto de universidades públicas y la formación de los estudiantes”.
La joven docente universitaria de la Facultad de Arquitectura de la UNLP criticó el rumbo de Cambiemos en relación al tema: “Estamos en un contexto donde el Gobierno pone en duda la cantidad de desaparecidos, pone en jaque los derechos humanos hablando de la memoria completa y otra serie de actitudes que pasan por arriba la lucha de las Madres y el intenso recorrido de los organismos”.
Sánchez Viamonte reforzó el acompañamiento a las Madres: “Hoy más que nunca las homenajeamos, para que sepan que el pueblo las sigue apoyando, aunque ellas lo saben”.
Para finalizar, su abuela, Herenia Martínez Sánchez Viamonte, docente jubilada de 90 años, con su voz entrecortada por el llanto, durante una sesión extraordinaria en el Concejo Deliberante por el 24 de marzo, recordó a su hijo, a su nuera y a sus compañeros: “Quisieron un mundo mejor, nada más...”.
