Opinión
Abuso emocional

Gaslighting: una tortura psicológica

María del Carmen Taborcía, abogada y escritora.

Por María del Carmen Taborcía (*), especial para NOVA

El film “Gaslighting” se estrenó en el año 1944 y sirvió, posteriormente, para denominar popularmente a un tipo de tortura psicológica sutil que se da habitualmente en entornos familiares, conocidos, y mayormente en la pareja.

La luz de gas, es como dije, un maltrato psicológico consistente en generar en el otro la duda sobre sus propios sentidos, su razonamiento y hasta de sus actos. Es el intento de que la persona se desestabilice a través de pequeñas intervenciones cotidianas.

Se puede hacer creer a la víctima, que está confusa o que su percepción está cambiando con comentarios ínfimos, con miradas o gestos casi imperceptibles.

Una de sus características es que quien inflige este tormento es una persona cercana, muy querida, en la cual se confía; por ese motivo el individuo abusado se encuentra desprevenido, no teme, ni sospecha.

Este abuso emocional, aunque cueste aceptarlo, es intencionado y llevado adelante por alguien con grandes capacidades de convencimiento, manipulativas y perversas.

El o la acosadora, introducen circunstancias anómalas, como desaparecer objetos, producir ruidos, tener una conversación, que después niega haber sostenido. Convencer que sus amigos son en realidad sus enemigos, tratando de aislar a la víctima de la vida social. Cuanto más limitadas estén sus relaciones menos posibilidades existen de que se interrumpa el proceso, y de que la misma pueda comunicar lo que le está sucediendo.

Así el individuo abusado es debilitado, no puede ya pensar lógicamente, penetra en su mente la idea de que no está cuerdo, está enfermo; debe, entonces, delegar cualquier tipo de decisión al otro, ya que existe una confianza ciega y se establece un vínculo de dependencia patológica. Ha caído irremediablemente en las manos de su verdugo.

Hacer “luz de gas” es confundir al otro, negar hechos, ridiculizarlo, acusarlo sin motivos, devaluar su opinión, desacreditarlo. Es una técnica abusiva muy usada por sociópatas y narcisistas, hombres o mujeres, y según muchos estudiosos, una forma de terror mental común en las parejas, para producir la erosión del sentido de identidad.

(*) Abogada y escritora

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