Política
Una foto que se postergó para el próximo martes

El desembarco del "Grupo Esmeralda" en La Plata postergado por resistencias a dirigentes

El espacio liderado por Martín Insaurralde busca armar en La Plata. Pero hay algunos que no saldrían en la foto. Valeria Amendolara, Gonzalo Atanasof y Gabriel Bruera, hoy opositores.

Los mecanismos de aceptación que las estructuras partidarias utilizan para incorporar o rechazar a dirigentes son como el sistema digestivo humano: un conducto de entrada, ciertos filtros de asimilación y los circuitos intestinales que transportan los alimentos hacia las vías de evacuación.

Y los movimientos políticos preelectorales rumbo al 2017, se juegan, por estos tiempos, en clave alimentaria.

En el indescifrable proceso de reconstrucción del justicialismo hay condimentos que van a faltar cuando el banquete esté servido. Está claro que el kirchnerismo duro, reducido a un núcleo cada vez más cerrado de obstinados sobrevivientes que igualmente jugarán la patriada legislativa venidera, no será ingrediente necesario para el menú peronista de las legislativas 2017.

El grupo de alcaldes del peronismo moderado o dialoguista que sobrevivió al batacazo de Cambiemos conservando sus distritos y otros que desplazaron a históricos barones –caso Mariano Cascallares, en Almirante Brown-, arma desde hace meses un cronograma de actos y presentaciones que como excepción, sumó hace poco al FPV y al massismo. Algunos de ellos participaron de la foto con la que el lomense e instrumentador del Grupo Esmeralda Martín Insaurralde (Lomas de Zamora le marcó la cancha al macrismo provincial motorizando el pedido a María Eugenia Vidal del traspaso de las policías locales a la órbita municipal, hace un puñado de semanas. Fue a la vez un llamado a combinar políticas conjuntas en materia de seguridad y una demostración de poder de fuego.

Los invitados a la puesta en común del proyecto en formato de pedido no fueron más que hombres y mujeres con cargo formal (ya sea parlamentario provincial o ejecutivo comunal). No se peinaron para la foto dirigentes de distinto pelaje que ostentan cargos menores o quedaron huérfanos de estructura después de diciembre pasado.

La Plata (Octava Sección), se presenta como un singular botón de muestra de esta teoría en desarrollo itinerante. Pero el mapa de los referentes de la capital bonaerense aún no está del todo claro.

En la ciudad de las diagonales, la diputada Valeria Amendolara es una de las que tiene el privilegio de ser asidua comensal. Y ya fue “bendecida” como la armadora local. Participa con voz y voto en tertulias que mientras mutan de lugar y de objetivos, van excluyendo a determinados sectores, como quien aparta el pan duro de la panera.

Los cerebros bonaerenses del armado que inicialmente comenzó como “Los 12 Apóstoles”, con el intendente de Lomas de Zamora, Gabriel Katopodis (San Martín) y Juan Zabaleta (Hurlingham), entre otros, a la cabeza, ya pusieron reparos a la hora de sumar figuritas para el álbum. Se mostraron en escena en San Antonio de Padua promediando enero pasado bajo la línea política que planteó el Papa Francisco en la ultra exprimida encíclica de alcance universal “Laudato Sí”. Ahora, parte de los miembros de ese espacio, se afiliaron al flamante Grupo Esmeralda, calle del microcentro porteño donde el esposo de Jésica Sirio montó una base de operaciones.

En ese derrotero, aún de incipiente construcción, hay nombres como los del concejal Gabriel Bruera y el ex titular de Aubasa, Gonzalo Atanasof, que representan, con matices según el caso, "limites" impuestos. Esto quedó evidenciado en las últimas horas en los pormenores de "la foto" -finalmente trunca- que algunos medios vendieron como dato político de peso en la antesala del fin de semana que termina. La idea era que los alcaldes pisaran la capital provincial el viernes 22 para apuntalar candidaturas locales, pero la reunión no se concretó –sería reprogramada para el martes 26- y este fallido puede marcar el rumbo de los pasos que vendrán.

No fueron pocos los que recordaron el cónclave de intendentes que en marzo tuvo lugar en Cañuelas, donde el bruerismo asistió pero no salió en la foto que luego se difundió en los medios como estampa de unidad fundacional.

Amendolara, ex concejal de riñón del ex intendente Pablo Bruera y otrora titular del Concejo, desanda desde hace tiempo el sinuoso camino del proceso de desarraigo de su cuna política y la búsqueda de vuelo independiente. Con ambiciones de forjar un proyecto propio, fue sindicada por la voz de mando de los nuevos “barones naif” del Conurbano profundo para oficiar de capitana de los Esmeralda en su ciudad, aunque a veces también oficia de "filtro", posición incómoda si las hay. Tuvo que encabezar a pedido de algunos alcaldes la resistencia casi general hacia figuras con las que, por distintas razones, nunca dejó de tener diálogo.

Del mismo modo que a nivel provincial y nacional, en La Plata el peronismo es un hormiguero pateado: falta de liderazgos indiscutibles, dispersión y apetencias políticas en dosis similares alejan a los platenses del justicialismo tradicional de una embestida contundente contra la todavía en proceso de consolidación gestión del macrista Julio Garro, quien para colmo capea internas propias que incluyen a macristas puros y radicales díscolos de las más diversas corrientes.

Los Bruera –con quien Insurralde tiene una aceitada relación personal-, acaban de dejar atrás 8 años de dos gestiones –la segunda signada por la fatídica inundación del 2 de abril 2013- y ese desgaste ya se hizo notar en las urnas, donde sin embargo pudieron mantener alguna porción de poder con un bloque de concejales en donde también conviven varias vertientes. Algunos aún les reconocen capacidad militante y ostentan las riendas del PJ local, estructura a la que se aferran como plataforma para intentar huir hacia adelante. Pero la ecuación – desvirtuada por una cierta dosis de desconfianza por su particular estilo de armar juego propio- no alcanza para seducir a quienes ya los ven como parte de un pasado irrecuperable.

El caso del hijo del ex funcionario del gobierno de Eduardo Duhalde es distinto. Nacido en las huestes del pejotismo ortodoxo pre-kirchnerista y luego reconvertido al sciolismo, Atanasof -siempre desembarcando en cargos legislativos o ejecutivos que lo ayudaron a mantenerse en pie- arma desde hace tiempo con reuniones institucionales y gremiales. También le agregó a su itinerario caminatas barriales e inauguración de locales partidarios en las que ha sabido participar como garante de “espalda política” el símbolo más puro del sciolismo saliente: el ex jefe de Gabinete provincial Alberto Pérez.

Por eso varios alcaldes también lo cuentan como armador de la Octava y potencial candidato, aunque varios lo resisten. Por lo pronto, la idea es que sea parte de la foto que finalmente aparecería el martes.

El ex diputado trabaja para perforar la puerta de ingreso a un armado que ensaya llegar a las urnas sustentando sus bases en los territorios seccionales para presentarse como la renovación y superación de una etapa ya clausurada en el peronismo en vías de desordenada resurrección.

En la ciudad donde se encuentra el Parlamento bonaerense y la Casa de Gobierno todos quieren hacerse de uno de los 6 escaños que renueva la Octava. El FPV- PJ actualmente sólo tiene las bancas de Amendolara y del miembro del Movimiento Evita Gustavo “Tío” Di Marzio. Y Cambiemos, el año próximo, deberá pelear esos espacios también contra un armado en ciernes que tendrá como columna vertebral al FR massista y al GEN de Margarita Stolbizer.

¿Cómo consolidar la tan proclamada unidad cuando hay componentes que generan rechazos por motivos políticos y circunstanciales? Quizá sea una de los interrogantes que los portavoces del peronismo convertido en inusual oposición deberán despejar en tiempo récord para no mostrar signos de debilidad partidaria en un complejo escenario en que las cartas cambian a medida que el calendario muta dinámico e impredecible.

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