Un paro de colectiveros de la línea Este puso esta semana a prueba la capacidad de reacción del gobierno de Julio Garro para resolver problemas emergentes en áreas sensibles como el transporte y a juzgar por los resultados, las respuestas surgieron más del voluntarismo de algunos funcionarios y empresarios que de un plan de acción planificado.
Tras el despido de una treintena de trabajadores, los choferes de la línea que conecta a Parque Sicardi con el Casco Fundacional de la ciudad decidieron realizar un paro total de actividades dejando a por lo menos 70 mil platenses incomunicados y desnudando las consecuencias de las decisiones del municipio en la materia cuando, ante la salida de algunas de las empresas prestatarias del servicio decidió entregar las líneas a los mismos empresarios que tenían la concesión en otras zonas.
De esta manera el conflicto terminó en el ministerio de Trabajo de la provincia y ni siquiera los trabajadores, ex choferes de la Línea 7, que actúa bajo la órbita provincial, tienen en claro a quien le deben reclamar.
Lo cierto es que sobre el cierre de la semana el conflicto no tenía solución y para garantizar el transporte, los servicios de la línea Este fueron cubiertos con un esquema de emergencia utilizando choferes y hasta unidades de otras empresas con horarios y frecuencias reducidos, además con el consiguiente perjuicio para el resto de los recorridos.
Esquizofrénicos
Una semana atrás se aprobó el aumento de tasas municipales y en un confuso episodio que luego fue aclarado por el concejal massista José Arteaga, dejó en claro que la alianza entre Cambiemos y el Frente Renovador sigue sólida en La Plata.
Arteaga fue acusado de tratar de “esquizofrénica” a la concejala Lorena Riesgo, aunque luego explicó que nunca hizo una mención personal sino que se refirió a que “el planteo” de la edil era esquizofrénico.
La característica central de esa enfermedad es la desconexión con la realidad, las alteraciones de la personalidad y las alucinaciones, lo que en concreto parece ajustarse más a la conducta del propio Arteaga que al resto de los concejales.
Es que Joserra –como se lo conoce en los pasillos de la municipalidad-, le garantizó a Garro los votos necesarios para aprobar el aumento de las tasas y atacó al resto de la oposición, para luego explicar que su bloque en realidad consiguió que este año no hubiera aumento para los vecinos. Esquizofrenia recargada.
Varias rectas finales
Tiempo de descuento para conocer al defensor ciudadano, que saldrá de entre los más de 70 postulantes al cargo, aunque vale decir que ninguno de los anotados logra sobresalir por mucho, lo que anticipa una recta final reñida.
Muchos de los postulantes han realizado planteos exigiendo una elección directa de los vecinos, otros reclamaron a sus pares establecer acuerdos y articular una especie de cuerpo colegiado que consensue y luego acompañe a uno de los candidatos, pero lo cierto es que ninguna de esas iniciativas tuvo demasiado eco.
La otra es la interna del radicalismo que este domingo irá a las urnas para renovar autoridades entre las listas que encabezan el concejal Claudio Frangul, que cuenta con el apoyo de amplios sectores del partido centenario y el acompañamiento del oficialismo municipal, y la de Sergio Panella, que logró reunir tras de sí a los dirigentes que lo acompañaron a él y a Claudio Pérez Irigoyen en la interna de Cambiemos del año pasado.
Lo que definen los radicales es mucho más que las autoridades del partido. Lo que está realmente en juego es la forma de relacionarse con el PRO y la Coalición Cívica dentro del gobierno local.
Mientras que Frangul se muestra como parte integrante, desde la lista de Panella advierten que los radicales están en cambiemos pero no en el gobierno de Garro, lo que podría tensar aún más la difícil relación entre el presidente del Concejo, Fernando Ponce y los radicales díscolos del recinto, como Florencia Rollie.
